Roque Calleja
Responsable del negocio de mercado alternativo para BlackRock en Latinoamérica
Inversionistas enfocados en el largo plazo en mercados ilíquidos tienen mucho que considerar entrando en el 2021. La pandemia y los cambios estructurales en la economía y la sociedad están impulsando modificaciones que abarcan diferentes clases de activos y que permanecerán a futuro. Hemos visto un fuerte repunte en las oportunidades de inversión, en el deployment de capital y en las valoraciones después del trauma inicial vivido en el primer trimestre del 2020 debido a la pandemia.
Por el lado del crédito privado, esperamos ver más oportunidades en situaciones de reestructuración y estrés, a medida que los efectos de los confinamientos y de los cambios estructurales que están sucediendo alcancen a más compañías. Estas van a necesitar buscar soluciones a través de los mercados privados de crédito, una fuente esencial para sus necesidades de financiación. En real estate e infraestructura esperamos que los inversores miren más allá de los sectores que se han visto beneficiados por covid y que participen de manera más activa en otros sectores que se beneficien de una recuperación cíclica en los que las valoraciones se han vuelto demasiado pesimistas en algunos casos y que presentan puntos de entrada altamente atractivos.
De las tendencias aceleradas por la pandemia, se destacan dos en particular: la digitalización y la descarbonización, esta última también ayuda a aumentar el enfoque en los estándares ESG. La transición hacia un mundo virtual es uno de los efectos más profundos de la pandemia. Incluso en medio de la competencia que estamos viendo, seguimos encontrando oportunidades altamente atractivas tanto en private equity como en crédito privado en empresas de servicios en la nube. En el sector de real estate, creemos que el mercado de e-commerce seguirá haciendo del sector de logística industrial un claro beneficiario. Por otro lado, esperamos que las políticas de la administración entrante de Biden tengan efectos significativos en los mercados. En particular, creemos que una agenda verde ambiciosa podría acelerar significativamente la tendencia global de descarbonización, con consecuencias no solo en el sector energético, pero también a través de distintas clases de activos como real estate y en las cadenas de suministro.
Hemos visto un incremento sustancial en los tipos de transacciones a medida que la incertidumbre económica disminuyó en el segundo semestre de 2020, y creemos que esto continuará. Por el lado de posibles riesgos, estamos alerta a retrocesos en el despliegue de vacunas, la lucha contra la pandemia y el impacto del estímulo económico ya sea en impuestos más altos, inflación o ambos. Para el inversor que pueda actuar y acceder al mercado privado en esta coyuntura se presenta una oportunidad de inversión a largo plazo no vista en décadas.