Noelia Cámara del BBVA Research
Noelia Cámara del BBVA Research

Por: Noelia Cámara, Unidad de Regulación Digital y Tendencias de

El GovTech es el sueño de todo tecnócrata. La extraordinaria transformación tecnológica que ya se ha visto en sectores como los servicios financieros y el comercio minorista también ha llegado al sector público. En un tiempo sorprendentemente corto, toda forma de relación entre el Estado y sus ciudadanos será diferente.

La tecnología de última generación está cambiando la forma en que los gobiernos centrales y locales recaudan impuestos, proporcionan asistencia sanitaria, mantienen a los habitantes seguros, gestionan el transporte público, diseñan las ciudades y prestan todo tipo de servicios públicos, desde la simplificación de las transacciones más pequeñas entre ciudadanos y Estado, hasta algunos de los mayores programas de reforma en todo el mundo. El objetivo: ofrecer nuevos y mejores servicios públicos, más baratos y más eficientes.

El motor de este cambio viene por el auge de GovTech, nuevas tecnologías aplicadas a los servicios públicos diseñadas específicamente para fines gubernamentales. Es un fenómeno que está ocurriendo globalmente, en países grandes y pequeños, entre los que destacan Reino Unido, Singapur e Israel.

Los últimos años han sido testigos de un notable crecimiento en el ecosistema de GovTech, que ya genera más de 400,000 millones de dólares anuales en todo el mundo (se prevé un crecimiento a tasas del 15% anual). Sin embargo, a pesar de ser el sector público uno de los mercados más amplios, las startups apenas han arañado la superficie de las oportunidades de dicho sector.

Esto resulta especialmente relevante dado que la mayor parte del tejido empresarial de los países europeos está compuesto casi en su totalidad por pymes. ¿La razón? Trabajar con el sector público es difícil.

Las startups deben tener un conocimiento profundo sobre los procesos de compraventa pública, necesitan tener redes extremadamente fuertes tanto a nivel de toma de decisiones como de ejecución, requieren un producto capaz de integrarse con los sistemas heredados y lo suficientemente robusto para cumplir con las normas de privacidad, seguridad y adquisición de datos del sector público.

Precisan ayuda para construir una ruta viable hacia una estrategia de mercado y para ejecutarla a través de la redacción de licitaciones, propuestas piloto, etc. Y necesitan financiación a través de fondos de capital que apoyen estas ambiciones.

Igualmente, los Estados se enfrentan a retos importantes al plantear su transformación digital. Existen riesgos cuando se trata de cambios rápidos que requieren de políticas explícitas que los minimicen. Ante cualquier necesidad, los compradores del sector público deben tomar decisiones priorizando una respuesta viable y de calidad al problema, que ahorre tiempo y dinero.

La forma de llevarlo a cabo, ya sea con tecnologías de aprendizaje automático, blockchain o sensores inteligentes, viene después. Con todo, tal vez el reto más importante para los gobiernos en su transformación es el de ser inclusivos. No es una tarea fácil. Tenemos gobiernos cada vez más complejos y con mayor alcance.

No hay ninguna empresa en el mundo, ni siquiera la mayor de las multinacionales, que se enfrente a tener que coordinar tal gama de servicios y funciones esenciales para millones de personas, como la que proporciona un gobierno en nuestros días. Su deber es servir a todos, independientemente de su capacidad, edad, sexo, opinión o lugar de residencia.

Por estas razones, y debido a que las burocracias son por naturaleza proveedores de monopolio, el gobierno ha sido lento en utilizar el potencial transformador de la tecnología digital para su propio cambio. Cuenta con una doble desventaja, es grande y lento.

En un mundo en el que las personas esperamos que el gobierno preste servicios públicos de manera eficaz y rápida, esto hace que el desafío sea aún más abrumador. La gente está expresando su deseo de un Estado más receptivo en las urnas y el resultado de ese desencanto se hace evidente en forma de populismos. Es un llamamiento que exige una respuesta, que pasa por transformarse, y hacerlo a ritmo y a escala.

Es, en esencia, un cambio de trabajo, de cultura y de disposición, cambios que son posibles gracias a la tecnología digital. Esa tecnología no es el cambio en sí mismo, permite el cambio, que es tan transformador. El GovTech está aquí para ayudar.