(Foto: Grupo EC)
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Por Nathaniel Karp, Economista Jefe para EE.UU. de BBVA Research

Bajo la espectacular vista de las montañas Teton en Jackson Hole, Wyoming, se celebró en agosto el cuadragésimo tercer Simposio Económico del Banco de la Reserva Federal de Kansas City.

Evento al que asistieron prominentes banqueros centrales, académicos y representantes, tanto del gobierno como del sector financiero, con el propósito de discutir los temas económicos más relevantes, sus implicaciones y las opciones de política monetaria.

Este año, a una década de la Gran Recesión, la discusión se focalizó en “los retos para la política monetaria”.

Dada la desaceleración económica global (Alemania y China), la disputa comercial entre EE.UU. y China, y la elevada incertidumbre geopolítica (Brexit, Hong Kong, Italia e Irán), la atención se centró en el discurso de Jerome Powell, Presidente del Banco de la Reserva Federal (Fed), y su visión sobre el rumbo de la política monetaria en EE.UU.

Durante su intervención, Powell analizó la historia de la política monetaria desde 1950 y planteó tres preguntas fundamentales: ¿Puede el banco central evitar la tentación de tomar acciones que conduzcan a una inflación elevada? ¿Se puede sortear que periodos extensos de crecimiento generen inestabilidad financiera? ¿Cuál es la mejor manera de promover la prosperidad en una era de crecimiento lento, baja inflación y bajas tasas de interés?

De acuerdo con Powell, aunque la inflación es baja y los riesgos apuntan en esta dirección, el Fed tiene la capacidad para evitar una escalada de precios si este fuese el caso. Powell también enfatizó que, si bien el Fed no puede evitar que los agentes económicos tomen riesgos excesivos, los riesgos de inestabilidad financiera son bajos y los reguladores cuentan con los mecanismos adecuados para vigilarlos y actuar apropiadamente en caso de que constituyan un peligro para la economía.

Por otra parte, Powell señaló que el entorno actual de lento crecimiento y baja inflación eleva los riesgos de que la política monetaria se vea entrampada en un escenario de bajas tasas de interés por un periodo prolongado. Ante ello, el banco central seguirá analizando las ventajas e inconvenientes de posibles estrategias que permitan revertir el incumplimiento del objetivo de inflación, las herramientas no convencionales disponibles en tiempos de bonanza y de crisis, la posibilidad de agregar herramientas nuevas, y la estrategia de comunicación. El Fed compartirá sus conclusiones con el público en 2020.

Asimismo, el Fed continuará con su estrategia de “administración de riesgos” a fin de responder adecuadamente ante los acontecimientos que impactan sus previsiones a medio y largo plazo. Por ejemplo, a pesar del sólido crecimiento del consumo privado y la fortaleza del mercado laboral, el Fed decidió recortar la tasa de interés en julio ante los riesgos de la desaceleración global, la incertidumbre de la política comercial y la baja inflación.

Sin embargo, Powell enfatizó que las condiciones actuales son insólitas, y que el mayor reto consiste en cómo introducir la incertidumbre sobre la política comercial en sus decisiones. En principio, ante un deterioro en las condiciones financieras y las previsiones del empleo y la inflación, el Fed puede reaccionar de manera tradicional reduciendo la tasa de interés para estimular la inversión y el consumo. No obstante, no existe un “plan de acción” que permita a la política monetaria acomodar adecuadamente todas las consecuencias de una guerra comercial; particularmente, el impacto de la incertidumbre.

Esto último ha sido lo que ha desatado un intenso debate entre los miembros del Fed, que se plantean cómo balancear el impacto de la guerra comercial en el ciclo económico, con el alcance de la política monetaria y la independencia de la institución.

Con el objetivo de contener los riesgos y de mantener la expansión económica, es muy probable que el banco central realice otro recorte a la tasa de interés en septiembre, aun cuando algunos indicadores económicos pudieran sugerir lo contrario.

En caso de que la incertidumbre siga en ascenso, no se pueden descartar recortes adicionales en meses posteriores. No obstante, es el Congreso y la Casa Blanca quienes, en última instancia, tienen la responsabilidad de encontrar una solución adecuada para disminuir la incertidumbre

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