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Por Miguel CardosoEconomista Jefe para España de BBVA Research

En el cine, el término "McGuffin" (acuñado por Alfred Hitchcock), se refiere al instrumento de la trama que sirve para motivar la historia, pero que por sí mismo carece de importancia. Un ejemplo es el significado de "Rosebud" en "Ciudadano Kane". Cuando se habla de mejorar el funcionamiento de la economía española, el McGuffin parece ser las "reformas estructurales". Este término vago e indefinido, incita la misma curiosidad que desplegaba aquel reportero por conocer el significado de las palabras de un hombre moribundo en la película de Orson Welles. ¿Qué necesita hacer España para mejorar su capacidad de crecimiento? Las recomendaciones de la Comisión Europea sobre el Plan Nacional de Reformas hechas públicas la semana pasada, dan varias pistas al respecto. En todo caso, quisiera centrarme en una que probablemente no ha recibido la atención que se merece: la necesidad de una reforma ambiciosa del sector de los servicios profesionales.

¿Por qué es importante? Todo estudiante de primer curso de economía sabe que los monopolios reducen la cantidad producida y, por lo tanto, el empleo por debajo de lo socialmente óptimo. Adicionalmente, la falta de competencia permite la extracción de rentas sin más justificación que el poder de mercado y su concentración en una parte de la sociedad. En un contexto de elevada tasa de paro e incremento de la desigualdad, resulta inadmisible la falta de avance hacia un entorno de mayor competencia, sobre todo en un sector intensivo en el uso de mano de obra como es el de los servicios profesionales. Más aún, hacia delante, estas barreras pueden convertirse en el principal obstáculo en el proceso de internacionalización de la economía española.

Por ejemplo, un factor clave para aumentar las exportaciones durante los siguientes años será incrementar el tamaño de la empresa. ¿Cómo impulsar el crecimiento de las PYMES? Muchas veces se piensa que los obstáculos vienen dados por falta de apoyo del Gobierno, por un sistema fiscal ineficiente, etc. Pero me gustaría señalar dos causas que podrían ser eliminadas por una mayor competencia en el sector servicios. La primera es que existe la posibilidad de que las propias PYMES no quieran crecer, precisamente porque lo que persiguen es mantener una renta monopólica. Por lo tanto, los recursos que de otra manera se dedicarían a crecer y mejorar la productividad de los servicios profesionales, se destinan a conservar una regulación que les asegure su supervivencia en detrimento del resto de la sociedad. La segunda causa de que las PYMES no puedan crecer puede ser la falta de competitividad en sectores clave (como el de los servicios) que resulte en la provisión de insumos a costes relativamente elevados, que impida su expansión e internacionalización.

Cualquiera que sea la razón, una ambiciosa ley de servicios profesionales que eliminara barreras a la entrada, tendría efectos positivos sobre el tamaño y la competitividad de las empresas. En particular, adoptar las mejores prácticas a nivel europeo, podría reducir considerablemente los precios de los insumos y aumentar las exportaciones españolas hasta un 20%.

Lo anterior es particularmente importante en un entorno donde la economía tiene que continuar impulsando su internacionalización y donde las fuentes que han permitido mejorar la competitividad se van agotando. A este respecto, durante los últimos 5 años, la tasa de inflación ha sido en promedio 1pp menor por año que en el resto de la UEM. Esto se debe más al ascenso de la productividad aparente del factor trabajo que al ajuste salarial. Es decir, la caída del empleo y el menor crecimiento de las remuneraciones han permitido el aumento de la cuota de mercado de las exportaciones españolas a través de ofrecer mejores precios dada la reducción de costes. Sin embargo, la contribución de los márgenes a esta mayor competitividad ha sido nula durante el mismo período. Hacia delante, y dado el reciente comportamiento de la productividad aparente del factor trabajo (prácticamente estancada), si se quiere continuar impulsando la internacionalización de las empresas, sin que los salarios caigan, será necesario encontrar nuevas maneras para mantenerse competitivos. Más allá de otras reformas que puedan mejorar el funcionamiento de mercados como el laboral, es imprescindible avanzar en una regulación que apueste por una mayor competencia y reduzca los márgenes en sectores clave.