Por Martín Reaño
El apoyo es necesario. El subsidio tiene un costo alto. Pero el regalo, eso es realmente nocivo.
Estamos todos viviendo una época extraordinaria. Nunca habíamos tenido una crisis tan profunda y de tal envergadura: afecta a todos los países del mundo. Todas las empresas y todas las familias están sintiendo el impacts de esta crisis. Y este impacto aún no ha terminado de revelarse en toda su magnitud y se dejará sentir por algunos años más.
Los gobiernos del mundo tienen que actuar y lo están haciendo. Se les puede criticar y podemos tener mejores propuestas pero no deben parar de actuar. Toca a los gobiernos paliar en algo el sufrimiento de las familias y evitar -en lo posible- la ruptura de la cadena de pagos y la quiebra de empresas. El Perú no es la excepción.
Una manera de apoyar es permitiendo que las empresas depositen los montos de CTS en noviembre y no en mayo. También es un apoyo que se suspendan los pagos de adelantos de impuesto a la renta. Como lo es también que se suspendan los plazos de cobranza de la Sunat. En todos estos casos, la empresa cumple con sus obligaciones pero más adelante en el tiempo.
Otra cosa son los subsidios. En este caso la empresa sí termina pagando menos de lo habitual. Es un subsidio por ejemplo recibir un préstamo a una tasa de 2% o menor como los de la línea Reactiva Perú. La diferencia con el costo real del crédito la terminará pagando el Estado.
Y otra cosa, muy diferente son los regalos. Nos regalan cuando ya no tenemos que pagar peajes por el uso de las carreteras. También sería un regalo si a las empresas y familias se les exonera de pagar intereses por los préstamos que tomaron. Aunque esta exoneración sea solo por unos meses.
Y la gran diferencia entre los regalos, los subsidios y los apoyos del gobierno es que los primeros se pretenden hacer con dinero de los privados. Se pretende que empresas privadas que han invertido dinero y asumido riesgos dejen de cobrar lo pactado libremente en el mercado. ¿Quién terminará pagando ese regalo? No tengan la menor duda: todos los peruanos.
Y esos regalos los pagaremos cuando veamos el deterioro de las pistas porque no se tuvo dinero para mantenimiento y cuando los ahorristas tengan problemas para retirar su dinero de los bancos porque estos van a quebrar si no les permiten cobrar por el dinero que han prestado.
Es momento de ser empáticos, solidarios pero también responsables. Regular es razonable. Intervenir no lo es y terminará espantando a la inversión privada. Justo lo que necesitamos para salir de esta crisis.