Este martes, Mariana Navarro pidió al Gobierno que “sea coherente” con el discurso político que ofrece, como líder del Grupo de Lima. (Foto: EFE)
Este martes, Mariana Navarro pidió al Gobierno que “sea coherente” con el discurso político que ofrece, como líder del Grupo de Lima. (Foto: EFE)

Federico Agusti
Representante de ACNUR 
Agencia de la ONU para los Refugiados- en Perú


Hoy se conmemora el Día Mundial del Refugiado. Hoy también se rompe el récord mundial de número de desplazados en el mundo. Hoy, hablamos de casi 71 millones de desplazados, de los cuales 26 millones han debido cruzar la frontera para encontrar protección.

El Estatuto de Refugiado surgió como una necesidad para brindar protección y asilo a quienes habían quedado al desamparo, sin protección nacional, habiendo huido de las penurias y traumas de la Segunda Guerra Mundial.

Por primera vez la comunidad internacional comenzó a reconocer la solidaridad como un principio, y la protección internacional como una necesidad.

Hoy, a pesar de los avances económicos y sociales, esta medida sigue siendo el salvavidas de millones de personas forzadas a huir de sus hogares, tanto dentro de su propio país, como también más allá de sus fronteras a causa de los conflictos, la violencia generalizada o por la violación masiva de derechos humanos.

Cuando hablamos de refugiados muchas veces pensamos en África, la península arábica y Asia. Sin embargo, este año la sorpresa es América Latina que está viviendo el mayor éxodo en la historia reciente de la región. Ya son más de cuatro millones de personas venezolanas que están fuera de su país, la mayoría han salido en el último año.

Entre los países receptores de estas personas que lo han perdido todo, y llegan con la esperanza de poder reconstruir sus vidas y volver a soñar, está Perú.Un país que no había sido un gran receptor de migración, menos aún de refugiados, ha surgido para demostrar que las crisis son momentos en que se develan los valores de las sociedades.

Medidas innovadoras, acciones rápidas y la capacidad de adaptación permitieron al Perú salvaguardar las vidas de los hermanos venezolanos en un momento de gran vulnerabilidad. El actual desafío es mantener esta generosidad, es continuar trabajando para dar una protección efectiva a quienes lo necesitan.

Garantizar al acceso al territorio y a la documentación. Hacerlo rápido y de forma eficiente para asegurarles su identidad, su dignidad, contribuyendo con nuestro grano de arena en materia humanitaria, o mejor dicho, humana.

Tenemos que seguir apoyando y mejorar nuestra respuesta, de manera inteligente y transformadora para posibilitar la integración social y económica de quienes buscan una nueva oportunidad para vivir, y no sólo sobrevivir, entre nosotros.

Generar mayores lazos con el sector privado, cultivar las capacidades y el talento de los refugiados para impulsar el desarrollo de las comunidades que los acogen. Ampliar las redes para que los niños puedan ir a la escuela, hacer amigos e integrarse en la comunidad peruana. Esta es una responsabilidad compartida entre el Gobierno, los organismos internacionales y la sociedad civil. Debemos recordar también que Perú no está solo en esto.

Es una situación regional para la cual se está buscando una respuesta regional, por medio de distintos mecanismos de coordinación como el Proceso de Quito, que reúne a los países latinoamericanos para mejorar la respuesta integral ante el desplazamiento.

Del mismo modo, se creó la Plataforma Regional para Refugiados y Migrantes venezolanos liderada por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y la OIM, compuesta por más de 40 organismos, agencias de Naciones Unidas, otros organismos internacionales y la sociedad civil, que permite brindar apoyo técnico y financiero para complementar y apoyar la respuesta en los países de acogida.

Hoy hacemos un llamado a la comunidad internacional para que sigan apoyando a países como Perú que han dado la bienvenida a quienes buscan refugio en momentos tan difíciles.

Hoy agradecer a los peruanos que han dado la mano a quienes están lejos de casa. Finalmente, hoy, agradecer a los refugiados, por mostrarnos el valor de no bajar los brazos a pesar de las situaciones vividas, de mantener la esperanza y la expectativa de progresar, de seguir adelante en busca de nuevas oportunidades.

Los testimonios de quienes han dejado todo atrás son un aliciente a seguir trabajando en la recepción e integración de aquellos que requieren de protección internacional.

TAGS RELACIONADOS