Pilar Olivo y Natalia Manso
El gobierno de Francisco Sagasti cumplió 100 días en medio de una crisis económica y social acentuada por la pandemia que ha afectado a miles de peruanos y que expuso la precariedad del mercado laboral, los servicios públicos y la ética de los políticos en nuestro país.
La juramentación de Sagasti, el 17 de noviembre del 2020, fue una señal de calma tras las largas semanas de crisis y turbulencia política que vivimos en todo el país, con indignación y marchas que dejaron múltiples heridos, e incluso dos fallecidos.
Desde el espacio en Gestionando Equidad hemos seguido con interés y esperanza el cambio de gobierno y sus consecuencias para la agenda de igualdad que promovemos. Después de 100 días de nuevo gobierno, nos preguntamos: ¿qué pasó con la agenda de género? ¿por qué hemos dejado de sentir presente al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP)?
Durante el 2019 y 2020, se vivieron algunos cambios dentro del MIMP tras una crisis política que dio como resultado tres ministras en esta cartera en muy pocos meses. Durante la gestión de Gloria Montenegro, contamos con un MIMP presente en medios, y la percepción era que, por fin, se tenía una posición en el debate político, periodístico y entre la sociedad civil. El enfoque de género bajó de intensidad con la ministra Rosario Sasieta, si bien el ruido mediático se mantuvo y se siguieron enfatizando las preocupantes cifras de temas críticos en pandemia como la violencia familiar y la desaparición de mujeres y niñas.
Sin embargo, en estos 100 días, ¿qué medidas ha tomado el gobierno frente a los casos de violencia y abusos? ¿cómo está protegiendo a las víctimas una policía mermada en efectivos y enfocada en la vigilancia de las medidas de la emergencia sanitaria? A pocos días del Día de la Mujer, donde la mayoría de las entidades públicas ya están preparando sus felicitaciones para las redes sociales y planificando actividades virtuales de conmemoración, encontramos un ministerio con una comunicación ausente y una hoja de ruta desconocida.
Cada año nos lamentamos de que en muchos espacios solo recuerden las aún numerosas brechas de educación, seguridad, salarios y reparto de las tareas domésticas el 8 de marzo. Este año, más que nunca, es momento de alzar la voz para enfatizar que seguimos aún expectantes de un compromiso por parte de las autoridades con esa mitad de la población que tiene el derecho fundamental de disfrutar una vida libre de discriminación, violencia y acoso ¿cuál es el plan del gobierno Sagasti para, por ejemplo, reactivar un Poder Judicial casi paralizado que no procesa las denuncias de violencia que se presentan en pandemia?
Actualmente, las redes sociales del MIMP se enfocan en el cobro del Bono 600, la campaña de vacunación y las conferencias en vivo de la Presidencia del Consejo de Ministros. Observamos una comunicación que no va dirigida a la víctima de violencia, que no brinda soporte para los familiares de las desaparecidas durante la pandemia, y que tampoco se dirige a la defensa de los derechos de las minorías y los niños.
Una ciudadanía enfocada en sobrevivir en el día a día probablemente no esté en situación de detenerse a reflexionar más allá de solucionar sus problemas económicos y de salud, pero un gobierno alturado no debe perder el foco sobre los valores que permitirán que salgamos de esta crisis sin retroceder en nuestra ambición de construir un país más inclusivo y justo para todas y todos.