La multinacional anglo-holandesa de bienes de consumo , cuyas marcas incluyen Knorr y Dove, anunció que canceló los planes de consolidar su sede en Holanda debido a la oposición de los accionistas británicos.

La decisión inicial de abandonar Londres había sido noticia de primera plana en Gran Bretaña, donde existen temores de que el país se vuelva menos atractivo para los negocios debido a que está en proceso de abandonar la Unión Europea y su mercado único sin fronteras.

Unilever, con oficinas en Rotterdam y Londres, dijo que su plan de tener una sede central única en Rotterdam "no ha recibido el apoyo de un grupo significativo de accionistas".

"La Junta sigue creyendo que la simplificación de nuestra estructura bicéfala, con el tiempo, crearía oportunidades para acelerar aún más la creación de valor y beneficiaría a largo plazo a Unilever", añadió el comunicado.

Unilever anunció el plan en marzo como parte de un paquete de cambios estructurales que lo convertirían en "un negocio más sencillo, ágil y concentrado".

El primer ministro holandés Mark Rutte se declaró "decepcionado" por la decisión de Unilever, que ha llevado a su gobierno a reestudiar un paquete de reformas impositivas que incluían la abolición de un impuesto sobre los dividendos empresarios.

Rutte dijo que el objetivo del paquete era atraer a grandes empresas a Holanda, pero la medida ha causado protestas.

"Si sucede algo así, tiene sentido echar una nueva mirada" al paquete impositivo, dijo Rutte en su conferencia de prensa semanal.

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