Tras un año de sanciones, la Unión Europea (UE) trabaja para crear un "grupo de contacto internacional" que facilite un diálogo entre el gobierno y la oposición venezolanos, cuando un Nicolás Maduro cada vez más aislado se acerca a potencias como Rusia o Turquía.

Los 28 cancilleres europeos discuten este lunes en Bruselas sobre este "grupo de contacto" que, a juicio del español Josep Borrell, debe ser "compacto, coherente y lleno de buena voluntad y ganas de intentar facilitar esa aproximación".

La UE, que en los últimos 13 meses impuso sanciones a funcionarios venezolanos y un embargo de armas al gobierno de Maduro, está preocupada por la situación en el país, sobre todo humanitaria, por lo que quiere promover una solución negociada en Venezuela.

El objetivo es movilizar tanto a países europeos como americanos, así como a organizaciones internacionales, que "puedan hablar con el gobierno o con la oposición, o con ambos", indicó un alto funcionario europeo, que rechaza calificar esta acción de "mediación".

Aunque los ministros discuten este lunes del grupo de contacto, entre los actores que podrían formar parte figura España, "uno de los países que ha impulsado [su] creación", en palabras de Borrell, quien destacó la "cantidad enorme de españoles" que hay en Venezuela.

La tarea se anuncia complicada dado el fracaso de diálogos anteriores entre gobierno y oposición, como el propiciado a principios de 2018 por Santo Domingo, y con "un gobierno que no quiere negociar y una oposición fragmentada", según una fuente diplomática.

Pese a los llamados de países como España y Portugal, así como de la jefa de la diplomacia Federica Mogherini, de intentar crear las condiciones para un diálogo, otros como Reino Unido, Alemania y Holanda buscan evitar que esto represente un salvavidas para Maduro.

Ante el cerco diplomático en América Latina y la dura posición de Estados Unidos, el heredero del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) intenta hacer contrapeso con sus aliados China, Rusia, Corea del Norte y Turquía, con acuerdos especialmente en el ámbito minero.

'Nos resbala la UE'
La UE, aunque impuso sanciones por considerar que Caracas menoscabó la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos, siempre ha intentado mantener abiertos los canales de diálogo con el presidente venezolano, al que, por ejemplo, no impuso medidas restrictivas.

El alto funcionario europeo que constató que "la situación no mejoró" pese a la imposición de sanciones, estimó que cumplieron su objetivo, ya que "algunos actores venezolanos que se sentían relativamente cómodos con Europa hasta entonces, ya no lo sienten" así.

Las sanciones individuales, consistentes en la congelación de activos y la prohibición de visados en el bloque, ponen "nerviosa a mucha gente", según el analista del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, para quien "muchos" dirigentes tienen familia y ahorros en la UE.

Sobre un diálogo, "el problema está en que el actual gobierno venezolano, por distintos motivos, se niega a establecer una negociación seria sobre una posible transición o un cambio de modelo, o siquiera sobre la ayuda humanitaria", agregó Malamud a la AFP.

El bloque asignó así en los últimos meses 55 millones de euros (62,8 millones de dólares) para enfrentar la crisis humanitaria, especialmente para los refugiados venezolanos, dentro del país a través de unos "socios" que no precisa y en los países vecinos.

La UE mantiene además sus sanciones actuales y reitera sus llamados al gobierno de Maduro, cuya investidura el 10 de enero para un segundo mandato debería generar una nueva reacción por parte del bloque, que los cancilleres debaten también este lunes.

"Nos resbala, no nos importa nada de lo que diga la UE", aseguró el domingo el poderoso dirigente Diosdado Cabello, uno de los 18 funcionarios sancionados por la UE y presidente de la Asamblea Constituyente, una institución que los europeos tampoco reconocen.

Frente al pedido de Perú al Grupo de Lima, alianza de gobiernos críticos con Caracas, de romper relaciones diplomáticas a partir del 10 de enero, la UE se resigna a que de "una forma u otra [van] a tener que seguir trabajando" con Caracas, según el alto funcionario.