Vista de la estación receptora de Pipeline Inspection Gauge (PIG), la parte Nord Stream 2 del área de recalada en Lubmin, en la costa alemana del mar Báltico. (Foto: John MACDOUGALL / AFP)
Vista de la estación receptora de Pipeline Inspection Gauge (PIG), la parte Nord Stream 2 del área de recalada en Lubmin, en la costa alemana del mar Báltico. (Foto: John MACDOUGALL / AFP)

Occidente no logró hasta ahora ponerse de acuerdo sobre sanciones extremas contra Rusia, negándose a excluirlo del sistema bancario Swift, debido principalmente a los temores de varios países europeos por su abastecimiento energético.

Los líderes europeos, reunidos en la cumbre de Bruselas el jueves, no decidieron ninguna medida de bloqueo de los bancos rusos de esta interfaz de pagos internacionales, mecanismo esencial de las finanzas mundiales, en represalia por la invasión de Ucrania.

Varios países, entre ellos Alemania, Austria y Hungría, expresaron reservas, temiendo el impacto de una decisión de ese tipo sobre los suministros de gas ruso.

Una suspensión de Swift tendría repercusiones masivas para las empresas alemanas en sus relaciones con Rusia, pero también para efectuar los pagos de entrega de energía”, se justificó el viernes el portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestreit.

En Hungría, el primer ministro Victor Orban se congratuló de que las sanciones decididas el jueves “no se extiendan a la energía”, garantizando “el suministro de gas a Hungría y a los demás Estados miembros de la UE”.

Swift, acrónimo de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es una empresa con sede en Bruselas, sujeta a la legislación belga y europea.

Fundada en 1973, es una de las redes de mensajería bancaria y financiera más importantes, que permite la liquidación interbancaria entre instituciones financieras de todo el mundo.

Según el sitio internet de la asociación nacional rusa Rosswift, Rusia es el segundo país después de Estados Unidos en número de usuarios de este sistema, con unos 300 bancos e instituciones miembros.

Concretamente, este sistema permite, por ejemplo, a un país como Alemania pagar electrónicamente sus compras de gas ruso.

Arma nuclear económica

Bloquear a un país de este sistema se considera una “arma nuclear económica”, pues el impacto es importante para las relaciones económicas de ese país con el resto del mundo. Pero desconectar un Estado de Swift es también impedir que sus propios bancos hagan transacciones con los bancos del país castigado.

Un dato que no escapó a las naciones económicamente más dependientes de Rusia, como Alemania. “Siempre hay que tener cuidado de no dañarse a sí mismo más que a los demás. En este caso, las sanciones no tienen sentido”, declaró el diputado alemán Jürgen Trittin, especialista del internacional para el partido ecologista.

Incluso en los Estados europeos menos dependientes de las materias primas rusas, como Francia, se mantiene el escepticismo, ya que la aplicación de esta medida es compleja.

Swift es una de las opciones” pero “es la última opción”, comentó el jueves el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire.

Austria, a través del canciller Karl Nehammer, declaró que las sanciones económicas decididas el jueves por los dirigentes del G7 ya afectarían 70% de los bancos rusos en sus transacciones, haciendo inútil el bloqueo de Swift.

Pero el punto de vista no es compartido por todos. “Los gobiernos de la UE que han bloqueado las decisiones difíciles se han deshonrado”, declaró el expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, actualmente jefe del Partido de la Derecha PPE en el Parlamento Europeo.

Una crítica expresada también por Ucrania.

El primer ministro británico Boris Johnson abogó en la reunión del G7 por una medida de este tipo, según un portavoz.

Queremos que (Swift) sea desactivado. Otros países no lo quieren”, lamentó el ministro de Defensa británico Ben Wallace en la radio BBC.

El presidente estadounidense Joe Biden aseguró el jueves que cortar a Rusia de la red Swift sigue siendo “una opción”, y reconoció que “actualmente no es una posición compartida por los europeos”.

En el 2014, poco después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, la opción había sido discutida, pero finalmente abandonada.