El primer ministro australiano, Scott Morrison, declaró que la operación “supuso un duro golpe contra la delincuencia organizada, no sólo en este país, sino que tendrá eco en todo el mundo”. (Foto: Reuters).
El primer ministro australiano, Scott Morrison, declaró que la operación “supuso un duro golpe contra la delincuencia organizada, no sólo en este país, sino que tendrá eco en todo el mundo”. (Foto: Reuters).

Una operación global en la que se vendió a bandas del teléfonos encriptados que los agentes de la ley podían monitorear llevó a más de 800 arrestos y la confiscación de drogas, armas, dinero en efectivo y autos de lujo, dijeron las autoridades.

El golpe efectuado por la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos, la policía australiana y europea atrapó a sospechosos en Australia, Asia, Europa, Sudamérica y Oriente Medio involucrados en el narcotráfico, dijeron funcionarios.

En redadas realizadas en todo el mundo fueron incautados millones de dólares en efectivo, junto con 30 toneladas de drogas, incluidas más de ocho toneladas de cocaína.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, declaró que la operación “supuso un duro golpe contra la delincuencia organizada, no sólo en este país, sino que tendrá eco en todo el mundo”.

La Operación Luz Verde/Escudo Troyano, diseñada por la policía australiana y el FBI en el 2018, es una de las mayores infiltraciones y toma de control de una red encriptada especializada.

Comenzó cuando funcionarios estadounidenses pagaron a un narcotraficante convicto para que les diera acceso a un teléfono inteligente que había personalizado, en el que estaba instalando ANOM, también llamado An0m, una aplicación segura de mensajería encriptada. Los teléfonos fueron vendidos luego a redes del crimen organizado a través de distribuidores del hampa.

El FBI ayudó a infiltrar 12,000 dispositivos en 300 grupos criminales en más de 100 países, dijo Calvin Shivers, de la División de Investigación Criminal del FBI, a medios en La Haya.

El martes, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció la acusación contra 17 presuntos distribuidores por su participación en la comercialización y venta de miles de dispositivos ANOM a organizaciones criminales transnacionales.

Todos los acusados son ciudadanos extranjeros fuera de Estados Unidos y ocho de ellos fueron arrestados el martes, dijo Randy Grossman, fiscal federal interino para el Distrito Sur de California en San Diego. Los demás permanecen prófugos.

La acusación formal alega que los responsables sabían que los dispositivos que distribuyeron eran usados por delincuentes para coordinar el tráfico de drogas y el lavado de dinero, dijo Grossman.

“Hoy es la culminación de más de cinco años de trabajo de investigación estratégico, innovador y complejo para interrumpir y desmantelar los servicios de comunicación encriptados que abordan el elemento criminal en todo el mundo”, dijo Suzanne Turner, agente especial del FBI en San Diego.

En un patrón repetido en otros lugares, una figura del hampa australiana comenzó a distribuir teléfonos con la app a sus socios, creyendo que sus comunicaciones eran seguras porque los móviles fueron alterados para eliminar todas sus capacidades -incluidas las funciones de voz y cámara- aparte de ANOM.

Como resultado, no hubo ningún intento de ocultar o codificar los detalles de los mensajes, que la policía estaba leyendo.

“Estaba a la vista, incluyendo ‘tendremos una lancha rápida para encontrarnos en este punto’, ‘este es el que va a hacer esto’, etc.”, afirmó el comisionado de la Policía Federal australiana, Reece Kershaw.

“Hemos estado en los bolsillos traseros de la delincuencia organizada. Sólo hablan de drogas, de violencia, de golpes entre ellos, de gente inocente que va a ser asesinada”, agregó.

Los teléfonos fueron tan exitosos que mafiosos italianos, tríadas asiáticas, bandas de motoqueros y sindicatos transnacionales de la droga comenzaron a usarlos, lo que proporcionó al FBI y sus fuerzas asociadas en todo el mundo un tesoro de 27 millones de mensajes.