Unasur
Unasur

Una década después del nacimiento de Unasur -en la época de oro de los gobiernos de izquierda en América Latina-, países sudamericanos se reúnen el viernes en Santiago para ponerle lápida a este bloque y echar a andar una nueva organización regional afín a la derecha que impera en la región.

Más ligero, sin sede permanente ni secretariado, con una estructura similar a la exitosa experiencia a nivel comercial de la Alianza del Pacífico -integrada por Chile, México, Perú y Colombia-, el nuevo organismo busca ocupar el lugar que deja Unasur, promovido por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, y que se encuentra inactivo desde hace más de tres años.

Nombrado inicialmente como Foro para el Progreso (), esta iniciativa nace en medio del resurgir de la derecha en América Latina, a iniciativa del presidente chileno, Sebastián Piñera, y del colombiano, Iván Duque, que buscan ocupar el liderazgo regional en manos, tradicionalmente, de Brasil y Argentina.

"Algunos dicen que esto es un nuevo organismo internacional que se suma a la larga lista de organismos en la región. Decir eso es un error. Estamos impulsando un foro sin burocracia, sin estructuras pesadas, más inspirados en la exitosa Alianza del Pacífico. Nadie va a replicar Unasur y su onerosa estructura", dijo el canciller chileno, Roberto Ampuero, anfitrión del naciente organismo.

Los mandatarios de Brasil, Jair Bolsonaro; de Paraguay, Mario Abdo y de Perú, Martín Vizcarra, ya confirmaron su participación. Mauricio Macri, de Argentina, y Lenín Moreno, de Ecuador, aún no ratificaban su asistencia, mientras que el mandatario de Uruguay, Tabaré Vázquez, no viajará a Santiago y en su reemplazo enviará al vicecanciller Ariel Bergamino.

Juan Guaidó, jefe del Parlamento reconocido por 50 países como presidente encargado de Venezuela, fue invitado también a la reunión pero no asistirá ni tampoco el mandatario boliviano Evo Morales.

¿Nuevo intento fallido de integración?
En este escenario, lejos de la época dorada para la izquierda sudamericana -con Lula en Brasil, Michelle Bachelet en Chile, Rafael Correa en Ecuador, Néstor Kirchner en Argentina o Chávez en Venezuela-, Sudamérica se apresta a dar en Santiago el punta pie inicial a Prosur. Pero la propuesta no ha terminado de madurarse.

"Pensamos que una estructura compleja, necesaria como la integración, necesita pensarse adecuadamente. Un punto importante, interesante de partida, sin duda va a ser la próxima reunión" de Santiago, apuntó el canciller ecuatoriano José Valencia.

Su par de Bolivia, Diego Pary, alerta que pese a las dos reuniones de coordinadores nacionales realizadas no se logró aprobar "una declaración o una reglamentación que dé inicio a este organismo".
Analistas advierten que con otras organizaciones regionales vigentes -como la OEA o la Celac- la nueva estructura corre el riesgo de convertirse en un nuevo intento fallido de integración.

"Creo que la propuesta hacia el diálogo es siempre bienvenida. No hay duda de que la región enfrenta una serie de desafíos que exigen una respuesta común pero también es cierto que muchas de esas iniciativas podrían ser solucionados por organismos que ya existen", dice Thomaz Favaro, analista brasileño de Control Risks.

"La motivación más fuerte detrás de la creación de este organismo es la sustitución de Unasur; la idea de aniquilar esa propuesta que vino de los gobiernos de izquierda de la década pasada", agrega este analista.

Otro de los riesgos es la excesiva ideologización, tal como sucedió con Unasur.

"Si hay algo que refleja Unasur es que aquellas instituciones internaciones que se crean con un componente ideológico en el marco de gobiernos democráticos tienen un sello de muerte bastante cercano", dice por su parte la analista peruana de la Universidad de Santiago, Lucía Dammert.

La nueva iniciativa regional surge un año después de que Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú y Paraguay suspendieran sus actividades en Unasur debido a la falta de consenso para nombrar a un nuevo secretario general.

La semana pasada, Ecuador anunció su retiro de la organización y pidió la devolución del edificio que alberga a la secretaria general en las afueras de Quito. Con esta decisión, Unasur, que en principio estaba integrado por 12 naciones, quedó reducido a cinco: Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela.

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