ING Groep
ING Groep

Los reguladores nacionales de Europa están descubriendo los límites de su capacidad para controlar el lavado de dinero transfronterizo en un sistema financiero complejo y globalizado que está lleno de agujeros. Por incompleta e imperfecta que sea la unión bancaria de la región, ayudaría una mayor supervisión y cooperación supranacional.

La seriedad y complejidad de las investigaciones sobre corrupción, supuestamente rutinarias, a bancos de consumo y negocios diversificados, deberían ser un llamado de atención.

El banco holandés ING Groep NV indicó el martes que pagaría 775 millones de euros (US$ 895 millones) para resolver una investigación sobre prácticas corruptas y pagos inusuales, incluidas sumas enviadas por VimpelCom Ltd. a una firma propiedad de un funcionario del Gobierno de Uzbekistán. ING admitió que los clientes habían podido lavar dinero a través de sus cuentas durante años.

Mientras tanto, está llegando a su fin una investigación sobre denuncias de que operaciones estonias de Danske Bank A/S se utilizaron para lavar miles de millones de dólares en fondos ilícitos. Hasta US$ 30,000 millones podrían haber pasado a través de la sucursal estonia del banco con sede en Copenhague en un solo año, según el Financial Times.

Esta habría sido solo una de muchas señales de advertencia que pasaron inadvertidas entre el 2007 y 2015. Ha resultado complicado que las administraciones de los holdings se hagan responsables de los que ocurre en una pequeña sucursal en el extranjero.

A nivel local, está claro que los bancos y sus gerentes necesitan atenerse a un estándar más alto, y arriesgar castigos más severos. ING ha suspendido a algunos altos ejecutivos y ha "retenido" algunos pagos, mientras que el directorio ejecutivo del banco renunciará a sus bonos para el 2018.

Sin embargo, a juzgar por las cifras del año pasado, esto último solo cubrirá alrededor del 1% de los 100 millones de euros de ganancias que ING ha tenido que devolver por un acuerdo legal. En Dinamarca, hasta ahora, los reguladores solo han aplicado amonestaciones menores; las leyes nuevas y más duras que se consideran no serían retroactivas.

Pero las fuertes medidas locales no son nada sin un mejor intercambio de información entre los países y medidas más estrictas para detectar los débiles vínculos transfronterizos. La historia de pagos ilícitos de VimpelCom en Uzbekistán llevó a un acuerdo casi récord de US$ 795 millones en 2016.

En documentos judiciales estadounidenses, la compañía de telecomunicaciones y otros en la industria fueron acusados de hacer pagos corruptos a través de bancos en el Reino Unido, Hong Kong, Nueva York y Letonia, todos a través de compañías pantalla registradas en Gibraltar. El escándalo de Danske involucra dinero que se traspasa de Rusia a la Unión Europea, y datos falsos presentados ante el registro mercantil de Companies House, en el Reino Unido.

El sonido del dinero corrupto que atraviesa Europa debería escucharse a lo largo y ancho, y los agujeros en el sistema deben ser solucionados. La unión bancaria paneuropea está incompleta, donde Dinamarca todavía debate si se unirá, y el regulador relativamente nuevo del BCE a menudo carece del poder para traspasar la autoridad de los estados miembros individuales en asuntos de cumplimiento.

Una mayor supervisión supranacional o mejoras al régimen actual, ayudaría. Estados Unidos no debería ser el único policía de la ciudad.

Por Lionel Laurent

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.