Los hallazgos incluyen vasijas, restos de cerámicas, piedras talladas, semillas carbonizadas y capas de suelo enriquecido. (Foto: AFP)
Los hallazgos incluyen vasijas, restos de cerámicas, piedras talladas, semillas carbonizadas y capas de suelo enriquecido. (Foto: AFP)

Científicos brasileños concluyeron en agosto las excavaciones en un complejo arqueológico de la que refuerzan la teoría de que esa región estuvo densamente poblada antes de la llegada de los colonizadores europeos.

Los hallazgos -vasijas, restos de cerámicas, piedras talladas, semillas carbonizadas y capas de suelo enriquecido- permiten pensar asimismo que el modo de vida de los habitantes originarios puede contener enseñanzas para la preservación de la selva tropical, afirma el arqueólogo Rafael Lopes, que participó en la exploración en el estado Amazonas (noreste).

“Llegamos pensando que habría un solo sitio a orillas del lago Tefé, pero son varios, y algunos grandes. Es un complejo arqueológico”, explicó Lopes, investigador asociado del Instituto de Desarrollo Sostenido Mamirauá (IDSM), que administra esta reserva protegida en el corazón de la .

Los rastros de plantas domesticadas o manejadas como cacao, açaí o cupuaçú, así como la presencia de frondosos castañares de más de 500 años indican que la región estuvo ocupada por al menos cinco poblaciones diferentes, incluyendo las comunidades ribereñas e indígenas actuales.

“Las crónicas de viajeros de los siglos XVI y XVII que bajaban por el Amazonas tienen relatos de poblaciones muy densas, de miles de personas, y de aldeas muy grandes a no más de media hora una de otra, en especial en la zona de Tefé”, apunta Lopes.

Estudios científicos estiman que en la región amazónica en su conjunto vivían de 8 millones a 10 millones de personas antes de la llegada de españoles y portugueses.

Después del contacto con el hombre blanco, las epidemias y las campañas de conquista diezmaron a la población, explica Lopes.

Eso llevó a los naturalistas europeos que se adentraron en la región en el siglo XIX a pensar que la selva era un bioma prácticamente intacto.

Pero ese concepto empezó a ser revisado en los años 1980. La investigación en la que Lopes participa suma así nuevas evidencias a esos estudios.

"Desde hace algunas décadas, nos estamos dando cuenta de que las primeras crónicas eran más verdaderas y menos fantasiosas" de lo que se creía, afirma.

El trabajo de campo -a cargo de unas 40 personas, entre investigadores y lugareños- estuvo codirigido por Lopes, de la Universidad de Sao Paulo (USP), y la botánica Mariana Cassino, del Instituto de Investigaciones Amazónicas (INPA).

La próxima fase consistirá en el análisis en laboratorio de miles de fragmentos, para verificar la validez de esas hipótesis.

Lecciones para el futuro

Los habitantes originarios, con técnicas de manejo sustentable de los recursos naturales, moldearon positivamente el hábitat y tienen mucho que enseñar a los ocupantes actuales de la selva, señala el especialista.

“Las poblaciones tradicionales tuvieron un impacto muy positivo en la biodiversidad. Hay centenares de especies [vegetales] con algún grado de domesticación y algunas de ellas son hoy en día las más comunes en toda la Amazonía”, agrega.

Para mantener la selva en pie es necesario ocuparla de forma sustentable, sin depredarla, advierte Lopes, en momentos en que el gobierno de preconiza abrir las reservas indígenas y áreas protegidas a las actividades agropecuarias y a la minería.

"El problema no es la densidad humana, sino la lógica de la ocupación. Y la lógica que se quiere imponer es la de conservar lo mínimo y destruir lo máximo que se pueda para abrir espacio a la ganadería y la soja, al monocultivo, a las quemas que destruyen el medio ambiente", advierte Lopes.

"Todos los datos demuestran que la preservación necesita de esas poblaciones, de las tierras indígenas, de las reservas ambientales con las poblaciones ribereñas", prosigue.

“Tenemos que entender mejor la manera en que [los habitantes originales] ocuparon y ocupan la selva y tenemos que servirnos de esos modelos, no solo en la Amazonía”, subraya Lopes.

Esos modelos, insiste, “pueden servir para preservar e incluso recuperar otros biomas, una tarea importante, principalmente en un momento de cataclismo climático como el que estamos viviendo”.

TAGS RELACIONADOS