TLCAN
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Henry Holtmann ya ha visto esto antes: cómo elimina el acceso a su mercado lácteo como moneda de cambio y utiliza eso en las conversaciones sobre comercio. Ahora podría volver a ocurrir.

A más de 2,500 kilómetros (1,500 millas) de Washington, el productor lechero canadiense de tercera generación observa atentamente las conversaciones por el , en las que el presidente estadounidense Donald Trump le ha apuntado repetidamente a su sector.

Canadá una vez más podría entregar una parte de su mercado lácteo restringido –y lucrativo- pese a las protestas de granjeros como Holtmann.

“No quiero ver cómo vuelven a eliminar otra tajada de la gestión de suministro”, dijo Holtmann por teléfono desde su establecimiento rural de Rosser, Manitoba, donde él y su hermano tienen 550 vacas. “Es como morir de a poco”.

Las conversaciones entre Estados Unidos y Canadá se reanudaron el miércoles en Washington y continuarán el jueves en tanto estos países se esfuerzan por llegar a un acuerdo para actualizar el convenio de 1994 en medio de las amenazas de Trump de avanzar sin Canadá. El sector lácteo es una de las cuestiones centrales que resta resolver. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el miércoles abrió la puerta a concesiones, pero sólo si se recibe algo a cambio.

‘Flexibilidad’ del sector lácteo
“¿Hay margen para la flexibilidad? Veremos, y eso depende del tipo de negociaciones que tengamos”, dijo Trudeau en una entrevista radial. Pero un trueque en el sector lácteo no es una certeza. “No vamos a aceptar tener que firmar un mal acuerdo sólo porque lo quiera el presidente. Daremos media vuelta y no firmaremos el acuerdo antes que firmar un mal acuerdo para los canadienses”.

El sistema canadiense de gestión del suministro controla la producción adecuándola a la demanda a través de cupos y aranceles de importación, con frecuencia atacados por Trump como prueba de que EE.UU. es una víctima del comercio. El valor del cupo ha subido en forma constante.

No es este el único punto de conflicto en el sector lácteo. Los productores estadounidenses también se quejan de la política láctea canadiense llamada clase 7 que, según ellos, en la práctica bloquea las importaciones.

La política se implementó el año pasado y hace que para los procesadores canadienses sea más barato comprar los suministros nacionales de leche ultrafiltrada, ingrediente concentrado que se usa para aumentar el contenido de proteína del queso y el yogurt.

Al principio, EE.UU. propuso eliminar gradualmente el sistema lácteo de Canadá en las conversaciones por el TLCAN pero desde entonces ha moderado sus demandas y ahora pide cambios más quirúrgicos, dijeron dos funcionarios con conocimiento de las tratativas, que hablaron a condición de que no se revelara su identidad.

Trudeau está tratando de encontrar un delicado equilibrio: comprometerse a defender el sistema de gestión del suministro al tiempo que no descarta hacerle modificaciones. La cuestión podría ser más espinosa en Quebec, provincia de habla francesa donde está en marcha una elección provincial.