(Foto: Bloomberg)
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El mercado de los explotó en los dos últimos años, pero los operadores aún están muy lejos de poder garantizar su supervivencia económica, debido principalmente al problema de la vida útil de estos vehículos fabricados mayoritariamente en China.

Crecimiento exponencial
El mercado de los (patinetes en España) eléctricos, inexistente hace apenas dos años, explotó realmente con el lanzamiento de la empresa estadounidense Bird, en el otoño boreal del 2017.

En este breve lapso, una decena de empresas como Lime (Estados Unidos), Grow Mobility (México) o Flash (Alemania), obtuvieron un total de US$ 1,500 millones en captación de fondos, según un informe del gabinete de consultoría The Boston Consulting Group (BCG) aparecido en mayo.

Solo en el 2018, estos dispositivos experimentaron un crecimiento mundial del 76%, de acuerdo con un estudio de la Federación de Profesionales de la Micromovilidad (FP2M) y de la agencia de prospectiva Smart Mobility Lab.

Bird y Lime, ambas presentes en más de 120 ciudades en el mundo, dicen contar actualmente con 10 millones de usuarios cada una.

Para el 2025, el valor total del mercado podría alcanzar los US$ 40,000 y US$ 50,000 millones, señala también el informe de BCG.

Un frágil modelo económico
Las empresas de de uso libre no publican sus resultados financieros. Pero, según la opinión general, aún están muy lejos de ser rentables.

El estudio de BCG considera que el coste de fabricación de estos monopatines eléctricos se amortiza al cabo de cuatro meses de uso. Pero su vida útil en alquiler es de tres meses.

"Actualmente, la economía del monopatín eléctrico no funciona", asegura Tyler Barrack, uno de los autores del informe.

"Estamos por encima de los cuatro meses adelantados por el BCG", replica en cambio Arthur-Louis Jacquier, director general de Lime Francia, destacando los esfuerzos de su empresa para mejorar la durabilidad del producto, una cuestión clave para estos dispositivos, que pretenden ser ecológicos. "Somos capaces de reparar un monopatín en 25 o 30 minutos y no vamos a desperdiciar casi nada".

El sitio Quartz, especializado en informaciones económicas, llevó a cabo una investigación en el 2018 sobre el uso de los monopatines eléctricos en una ciudad estadounidense (Louisville, en Kentucky, este), que dedujo que la vida útil de uno de estos artefactos sería de media de 28.8 días. No obstante, la empresa interesada en este caso, Bird, cuestiona estas cifras.

De momento, el gran --y puede que único-- ganador de la explosión del mercado de monopatines de libre uso parece ser el fabricante chino Ninebot, principal proveedor de las empresas de alquiler estadounidenses. Según la agencia Bloomberg, Ninebot calculaba a finales del 2018 que, de cada cinco monopatines eléctricos en circulación en el mundo, cuatro salían de sus fábricas.

Consolidación a la vista
El espectacular crecimiento del mercado de los se explica por la rápida evolución de los medios de transporte.

"Hay un verdadero viraje hacia lo eléctrico y hacia la movilidad urbana, que prevalece sobre la movilidad de ocio", explicó en abril Jean Ambert, director general de Smart Mobility Lab.

No obstante, persisten numerosas incertidumbres sobre la longevidad de este mercado emergente.

"¿Cuántos problemas sigue habiendo, sobre todo con los reguladores? ¿Cómo proteger a los usuarios?", se pregunta Tyler Barrack, en un momento en que varias ciudades y países legislan para paliar el vacío jurídico que rodea a estos dispositivos.

A estas preguntas se añade la de la cantidad de empresas emergentes capaces de mantener una encarnizada competición. "La consolidación [del mercado] es inevitable", avanza el consultor.

Así, la empresa estadounidense Bird acaba de comprar a su compatriota y pequeño competidor Scoot por unos 25 millones de dólares, según estimaciones de The Wall Street Journal. Y una parte de la prensa financiera especula con la compra de Lime por el gigante de los VTC, Uber, que ya invirtió en ella.

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