Bosques. (Foto: Difusión)
Bosques. (Foto: Difusión)

Bosques nativos, pastizales y humedales son una herramienta esencial para la absorción de. Sin embargo, miles de hectáreas se destruyen en el planeta a diario: en Argentina, esa superficie equivale a entre 20 y 40 canchas de fútbol por hora.

“El carbono que hoy está en los bosques está esperando a ser salvado, pero rápido. Lo que hoy tenemos ante nosotros es una cuestión de enorme urgencia por el aumento promedio de la temperatura”, explica a Efe Emiliano Ezcurra, director ejecutivo de Banco de Bosques, ONG que se ocupa de la protección de estas especies en el país austral.

“La herramienta de salvar bosques nativos en pie, los que quedan y regenerar los que ya no están, permite al mismo tiempo atacar la crisis de cambio climático y la crisis de pérdida de biodiversidad”, asegura.

Una acción que Banco de Bosques impulsa con su programa de mitigación de huella de carbono, en la que alienta a empresas y personas a compensar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), salvando metros cuadrados de bosques nativos mediante donaciones georeferenciadas.

“Una persona que dona, sabe con precisión por Google Earth dónde fue su dinero, qué metros cuadrados de bosque que estaban en peligro fueron salvados (...) y en ese lugar no entra, ni podrá entrar jamás una topadora, se salva a perpetuidad”, explica el experto.

En sus más de 10 años de existencia, la ONG logró la creación del Parque Nacional “El Impenetrable”, de 128,000 hectáreas en el Chaco (Norte), el salvataje de propiedades en la provincia de Misiones (Noreste) y 1,000 hectáreas del bosque Andino Patagónico, en la provincia de Santa Cruz (Sur).

“Salvar el bosque, el pastizal, el humedal, es la base, de ahí para arriba todo es mejorable (...) cuando salvás un bosque, salvás no solo el carbono que está ahí, que ya no se va a emitir, sino que además salvás a todas las especies”, asevera Ezcurra.

La urgencia del cambio

El director de Banco de Bosques explica que hoy existen dos crisis globales que se retroalimentan: elo relacionado con la emisión de gases de efecto invernadero y una crisis de extinción con una “alarmante pérdida” de biodiversidad terrestre y marina.

Así lo documenta el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que estima que la conservación de ecosistemas naturales, mitigaría la emisión de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera.

Una acción que generaría un impacto positivo inmediato, indispensable para evitar la desaparición de especies y el aumento de la temperatura global, que según los mismos expertos, de continuar incrementándose pondría en riesgo la habitabilidad en la Tierra.

“La pérdida de hábitat por el desmonte, por el endicamiento de un humedal, por la eliminación de un pastizal, es el principio de la catástrofe”, exclama Ezcurra.

Frontera agropecuaria y desmonte

En 2009 Argentina reglamentó la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Pero su cumplimiento genera una “tensión permanente” entre el Gobierno central y las provincias que deben aplicarla, mientras tanto los desmontes ilegales continúan.

“”Es lamentablemente una cuestión normal ver denuncias por parte de las ONG sobre desmontes ilegales en Argentina y en los países de la región, y no es distinto a lo que ocurre en África con los bosques de la cuenca del Congo o el Sudeste Asiático”, comenta el director de Banco de Bosques.

Las commodities o materias primas son el origen de la presión de expansión de la frontera agrícola, que ha provocado y provoca “oleadas” de desmontes.

“Argentina es un muy competitivo productor de commodities, y esa gran ventaja a nivel tecnológico, a nivel comercial, es una enorme desventaja para cuidar ecosistemas nativos”, asevera.

Históricamente, los bosques nativos del país austral y los países vecinos sufrieron desmontes por etapas. Esos desmontes estuvieron vinculados con la implantación de cultivos económicamente rentables en una época dada.

Recientemente, dos nuevas “oleadas” de desmonte avanzaron desmedidamente. El primero responde al cultivo de soja, materia prima muy rentable en la actualidad.

El segundo es el “Gatton Panic”, una pastura africana que sirve como alimento para el ganado y que permite “pampeanizar” los montes del norte argentino, sectores de Brasil y Paraguay, en los que los regímenes de precipitación no son suficientes para el cultivo de soja.

Matriz de producción y empleo sustentable

Para el director de Banco de Bosques, Gobiernos y empresas tienen que entender que deben reducir las emisiones, cambiar la matriz energética a una renovable, mejorar los sistemas de transporte y los modelos de producción, entre los que se encuentra la agricultura.

“Junto con todos esos esfuerzos, también está el stock de carbono, ahí hay una oportunidad gigantesca para Argentina para neutralizar huella de carbono con los bosques en pie”, afirma el responsable de la ONG.

“Somos ecologistas con los pies sobre la tierra y no vivimos del aire, yo no hago fotosíntesis, pero no podemos seguir basando nuestro ingreso de divisas en la destrucción de nuestros ambientes naturales”, subraya Ezcurra.

Por ello le parece muy importante hacer foco en las “specialties”, productos de valor agregado como la fruta, madera certificada, carne con denominación de origen y el ecoturismo, que tienen un mercado comprobado.

Un tipo de producción que no solo protegería a los bosques de la expansión agropecuaria, sino que beneficiaría la actividad económica de las personas que viven en o de los bosques.

“Creo que hay ahí una gran oportunidad para que Argentina pueda generar empleo e ingreso de divisas sin sacrificar sus ambientes naturales en el camino”, concluye el ecologista.