(Foto: Pixabay/Referencial)
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Cientos de miles de salmones escaparon de un centro de cultivo del sur de Chile, tras una tempestad en el mar que provocó el hundimiento de las jaulas, obligando a la empresa a tomar “medidas urgentes”, para paliar el daño ambiental, informó el gobierno.

La empresa local Blumar, dueña del centro de cultivo ubicado en la región de Los Lagos, unos 1,032 km al sur de Santiago, anunció en su página web que 16 de las 18 jaulas resultaron con graves daños debido a un fuerte temporal.

El incidente permitió la huida de una cantidad indeterminada de los 875,144 salmones de la especie atlántica que se encontraban en los contenedores.

En el sur de Chile, país que con más de 631,000 toneladas anuales es el segundo productor mundial de salmones detrás de Noruega, se han instalado varios centros de cultivos de empresas locales y extranjeras que han sufrido otros incidentes similares al informado este domingo.

Ante la emergencia, la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ordenó en un comunicado "medidas urgentes y transitorias" debido a que el escape de peces "generó una situación de riesgo ambiental".

Entre las medidas ordenadas, Blumar deberá establecer un programa periódico de sobrevuelos de verificación del área de la concesión y sitios aledaños, que permitan descartar el varamiento de mortalidades de peces, presentar un programa de captura y el estado semanal dicha actividad.

La compañía deberá entregar en un plazo de 5 días hábiles un informe detallado sobre el cumplimiento de las medidas. Blumar debe recuperar al menos el 10% de los ejemplares que hayan escapado, de lo contrario podría recibir duras sanciones.

Además de escapes de peces, los centros de cultivo en Chile han soportado crisis sanitarias y los salmones - una especie foránea que se insertó en las aguas chilenas hace varias décadas- son inyectados con antibióticos para evitar enfermedades.

En este momento 10 vacunas están siendo probadas en fases clínicas .

Los requerimientos de cada una de las fases (figura 2) garantizan la eficacia y la seguridad de las candidatas y se encuentran reguladas por normas de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

El propio desarrollo de la enfermedad, compartido por otros SARS, provoca una exagerada potenciación de la respuesta inmune en individuos con un sistema inmunológico desgastado o menos eficiente (prevalencia de respuesta innata).

Sin embargo, una vacuna, para que sea eficaz por un tiempo prolongado, debe desarrollar en el organismo una respuesta adaptativa, mayoritariamente la generada en adultos, no ancianos.

Por eso, el abanico de vacunas que estará disponible en el futuro podrá abarcar distintos grados de eficacia y permitirá conseguir una inmunidad de grupo suficiente para minimizar la transmisión y proteger a los más vulnerables.

La mejor vacuna debería proteger al personal sanitario, a los adultos con comorbilidades, ser eficaz para niños y ancianos, minimizando el efecto inmunopotenciador, y de rápida y fácil producción y almacenamiento.

Disponer de varias opciones con distintas especificidades permitirá administrar la más adecuada según individuo y situación.

Factores como la estacionalidad y la diversidad geográfica, sanitaria y social han influido en la incidencia de la enfermedad y, por lógica, afectarán a la estrategia de la profilaxis.

En países tropicales se vacunaría en masa para proteger a la población más vulnerable .

Sin embargo, en países con climas templados, con incidencia estacional, se inmunizaría a la población de más riesgo en periodos de baja transmisión, como ocurre con la campaña anual contra la gripe.

Por tanto, necesitaremos todas las vacunas candidatas que vayan cruzando la meta, y estar preparados para los nuevos retos que, en salud global, quedan por llegar.

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