FOTO 7 | Moscú - Rusia, este embotellamiento de 125 millas (201 km) se prolongó durante tres días después de que una gran carretera entre Moscú y San Petersburgo fuera sepultada por una tormenta de nieve en noviembre de 2012.
FOTO 7 | Moscú - Rusia, este embotellamiento de 125 millas (201 km) se prolongó durante tres días después de que una gran carretera entre Moscú y San Petersburgo fuera sepultada por una tormenta de nieve en noviembre de 2012.

Los se han aferrado con mano de hierro a sus activos desde el derrumbe de la Unión Soviética y han defendido sus fortunas de rivales y burócratas.

Ahora se ven presionados a ceder cierto control en tanto se disponen a hacer la transferencia a una nueva generación y los ejecutivos que manejan sus empresas los instan a profesionalizar la administración de su riqueza.

“Hasta hace cinco o siete años la tarea principal era proteger los activos en lugar de administrarlos de manera más efectiva”, dijo el fundador de Confideri, Marat Savelov, que reside en Singapur y trabaja con familias de Rusia.

En la actualidad hay en Rusia alrededor de 100 oficinas familiares individuales y 20 oficinas de múltiples familias, según datos que reunió Bloomberg. Esas firmas habitualmente se ocupan de inversiones, impuestos, planificación patrimonial y hasta necesidades personales como viajes y educación.

En los próximos cinco años se crearán decenas de nuevas oficinas familiares, dijo Andrey Narutskiy, director gerente de Leon Family Office, fundada en el 2013, que tiene sede en Chipre y apunta a clanes de patrimonio neto muy elevado.

‘Hay confusión’
Algunos de los rusos más ricos ya han creado las instituciones. Ruben Vardanyan, presidente del consejo especializado del Centro Skolkovo de Transformación de la Riqueza, fue un pionero con Quinta Capital Partners en 2002.

Los magnates rusos –casi todos hombres- se han concentrado en acumular activos y no suelen separar los bienes personales de sus negocios más importantes en términos de administración o estructura corporativa.

“Con mucha frecuencia hay confusión”, dijo Olga Raykes, cofundadora de Confideri.

Se ha prestado poca atención a la transferencia de la riqueza a la nueva generación, lo cual no es extraño dado que esas fortunas se han creado a partir del derrumbe de la Unión Soviética. En Europa occidental y los Estados Unidos, algunas familias llevan muchas generaciones de gestión patrimonial a través de oficinas familiares. La familia Rockefeller creó una de las primeras versiones en el siglo XIX.

Rusia ha disfrutado de su propia versión de la edad de oro en las últimas dos décadas.

Los 23 rusos que integran el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, un ranking de las 500 personas más ricas del mundo, tienen un patrimonio que, sumado, alcanza los US$ 253,000 millones. Por lo menos 189,500 personas que tienen un patrimonio neto en extremo elevado viven en el país y controlan alrededor de US$ 1.1 billones, según estimaciones de Capgemini.

Unos 60,000 dueños de empresas deberán abordar la forma de transferir activos en los próximos años. Eso incrementaría la demanda de servicios que hagan más fluida la transición, según Narutskiy.

“Al cumplir 50 años de pronto se entiende que se tiene una cartera de activos complejos y que no es en absoluto claro cómo transferir su propiedad y su gestión a la nueva generación”, dijo Roman Reshetyuk, socio de Narutskiy en Leon. A los clientes también les interesa destinar más fondos a caridad y que sus hijos participen en proyectos filantrópicos.

Una vez que crean oficinas familiares, los rusos acaudalados son en su mayor parte un grupo conservador.

“El 90% de nuestros clientes quiere tener una cartera muy líquida” en lugar de inversiones que estén inmovilizadas durante cinco a siete años”, dijo Marat Savelov, uno de los fundadores de Confideri.