El colapso de la infraestructura y las redes de IT también son una gran preocupación. (Foto: GEC)
El colapso de la infraestructura y las redes de IT también son una gran preocupación. (Foto: GEC)

La agonía económica y el descontento social aumentarán en los próximos 18 meses a menos que los líderes mundiales, las empresas y los responsables políticos trabajen conjuntamente para gestionar la recesión y otras consecuencias de la pandemia, según un reciente informe del Foro Económico Mundial (FEM).

De acuerdo al informe denominado Perspectivas de riesgos del COVID-19: Un mapeo preliminar y sus implicaciones, que analizó las opiniones de casi 350 profesionales de riesgos, detalla que dos tercios de los encuestados identificaron a la “recesión mundial prolongada” como una de las principales preocupaciones de las empresas.

En la lista de preocupaciones también destaca el debilitamiento de la posición fiscal de las principales economías, restricciones más estrictas sobre el movimiento transfronterizo de bienes y personas y la interrupción prolongada de las cadenas de suministro mundiales.

Para la directora ejecutiva del Foro Económico Mundial, “la crisis ha arruinado vidas y medios de subsistencia. Ha desencadenado una crisis económica con implicaciones de largo alcance y ha revelado las deficiencias del pasado”.

Y agregó que nos encontramos ante una oportunidad única de utilizar esta crisis para hacer las cosas de manera diferente y reconstruir mejores economías que sean más sostenibles, resilientes e inclusivas.

Por otro lado, el informe sostiene que con la digitalización acelerada de la economía en medio de la pandemia, los ataques cibernéticos y el fraude de datos también son amenazas importantes. Así, de acuerdo con la mitad de los encuestados, el colapso de la infraestructura y las redes de IT también son una gran preocupación.

Asimismo, los altos niveles de preocupación por otro brote de enfermedades infecciosas indican la persistente fragilidad de los sistemas de salud pública y la vulnerabilidad de las sociedades a las paradas repetidas. Es probable que el alto desempleo estructural exacerbe la desigualdad y afecte la salud mental y la cohesión social.