La farmacéutica rusa R-Pharm ha llegado a un acuerdo con la anglo-sueca AstraZeneca para producir en Rusia la vacuna contra el COVID-19 que desarrolla la Universidad de Oxford y suministrarla después a entre 30 y 50 países, señaló el presidente de la compañía, Alexéi Repik.
“Formalizamos nuestra intención en forma de un acuerdo suscrito sobre la producción y el suministro de una vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, utilizando las capacidades tecnológicas de R-Pharm para implementar el proyecto”, afirmó a la cadena de televisión pública Rossía 24.
"Es más, R-Pharm actuará como un tipo de centro para los suministros de la vacuna a un gran número de países, de 30 a 50, incluidos países de Oriente Medio, del sudeste de Asia, de Europa y naturalmente de (la postsoviética) Comunidad de Estados Independientes (CEI) y Rusia", afirmó Repik.
Esta posibilidad fue adelantada ya este jueves por el director del Fondo ruso de Inversiones Directas, Kiril Dmítriev, como muestra, según dijo, de que Rusia no tiene ninguna necesidad de robar información sobre la vacuna británica.
Londres acusó ayer a un grupo de piratas informáticos presuntamente vinculados con agencias de inteligencia rusas de tener como objetivo de sus ataques a científicos que trabajan en una posible vacuna contra el COVID-19.
También consideró que estas acusaciones, del Centro de Ciberseguridad Nacional del Reino Unido (NCSC) junto con la agencia de seguridad nacional de Estados Unidos y la autoridad canadiense de ciberseguridad busca "estropear la imagen" de la vacuna rusa.
"La vacuna rusa potencialmente puede ser la primera en el mercado y la más efectiva", aseguró.
Previamente, Dmítriev había anunciado el fin de la primera fase de los ensayos clínicos de la vacuna rusa y adelantado que la segunda etapa concluirá el 3 de agosto.
Los desarrolladores del remedio ruso contra el COVID-19 confían en poder sacarlo al mercado antes del mes de octubre.