"Con la mezcla de pandemia, Brexit y un gobierno británico conservador muy impopular" en Escocia "es probable que aumente el apoyo a la independencia", dice John Springford, subdirector del grupo de reflexión Centre for European Reform. (Foto: AFP)
"Con la mezcla de pandemia, Brexit y un gobierno británico conservador muy impopular" en Escocia "es probable que aumente el apoyo a la independencia", dice John Springford, subdirector del grupo de reflexión Centre for European Reform. (Foto: AFP)

Después de que los lazos entre las cuatro naciones que forman el -Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte- se aflojaran durante la pandemia ¿Puede el asestar el golpe de gracia a 300 años de unión?

Inglaterra, Escocia y Gales están unidas desde 1707 y en 1921 se sumó Irlanda del Norte, pero desde finales de la década de 1990 cada nación ha ido ganado más competencias, en terrenos claves como la educación y la salud.

Y durante la pandemia de coronavirus, las diferentes respuestas de los gobiernos descentralizados han permitido vislumbrar qué podría ocurrir si tuvieran un poder mayor o incluso plena soberanía.

Independentismo escocés

Los nacionalistas escoceses defienden que nunca quisieron abandonar la Unión Europea (UE) y seguirán tratando de convertir a Escocia en un país independiente para reintegrar el bloque.

“Con la mezcla de pandemia, Brexit y un gobierno británico conservador muy impopular” en Escocia “es probable que aumente el apoyo a la independencia”, dice John Springford, subdirector del grupo de reflexión Centre for European Reform.

El respaldo a la secesión ya aumentó tras el referéndum del 2016, en el que Escocia votó muy mayoritariamente contra el Brexit, y ahora ha alcanzado niveles récord: una encuesta de octubre daba al movimiento independentista una ventaja de 16%.

“La opinión de los escoceses es que el gobierno escocés y (la primera ministra) Nicola Sturgeon han gestionado bien la pandemia y el gobierno británico de (Boris) Johnson la han gestionado mal”, dijo recientemente el experto en sondeos John Curtice.

La independentista Sturgeon y su Partido Nacionalista Escocés (SNP) esperan que la tormenta perfecta les permita obligar a Londres a autorizar un segundo referéndum de autodeterminación, después del del 2014, en que perdieron por 45% contra 55% de votos.

Johnson se ha negado repetidamente a permitir dicha consulta, pero la presión podría ser insoportable si el SNP arrasa en las legislativas regionales de mayo.

Preocupaciones por la paz en Irlanda

Una Escocia independiente se encontraría sin la protección del paraguas británico o europeo: Bruselas advirtió que su reincorporación a la UE no sería automática.

“Si Escocia decide que quiere unirse a la UE y la UE dice que puede, entonces obviamente tendríamos que erigir una frontera con Inglaterra. Y esa frontera sería más difícil que la frontera entre Irlanda del Norte” y la vecina República de Irlanda, dijo Springford, considerando que eso podría desalentar a algunos votantes.

Aunque la presión se centra tradicionalmente en Escocia, los nacionalistas de Gales también han tocado el tambor de la independencia durante la pandemia y el partido nacionalista Plaid Cymru prometió un referéndum si gana las legislativas regionales de mayo.

Sin embargo allí el Brexit funciona menos como un catalizador, ya que Gales votó a favor de abandonar la UE.

“La probabilidad de que esto conduzca a la independencia de Gales no es tan alta”, consideró Springford.

La salida británica de la Unión Europea sí que puede tener un fuerte impacto en Irlanda del Norte, reviviendo un conflicto de tres décadas que terminó con el Acuerdo del Viernes Santo de 1998.

Este pacificó la región en gran medida gracias a la libre circulación en la isla de Irlanda y la posibilidad para sus habitantes de elegir pasaporte irlandés o británico, o ambos.

El riesgo del regreso a los controles fronterizos llevó a políticos de todos los bandos a hacer frente común en su contra.

Pero los unionistas norirlandeses temen que el nuevo sistema por el cual Irlanda del Norte seguirá alineada con la UE acaben galvanizando el apoyo a una Irlanda reunificada.

“El Brexit ha planteado cuestiones fundamentales en torno a la sostenibilidad de la partición de nuestra isla”, dijo Mary Lou McDonald, líder del partido republicano Sinn Fein, exbrazo político del IRA.

Sin embargo, “aunque existe una gran presión interna por parte del Sinn Fein, no se dan necesariamente las mismas condiciones para la independencia que en Escocia”, considera Springford, señalando los 10,000 millones de libras (US$ 12,000 millones, 11,000 millones de euros) de déficit norirlandés cubiertos anualmente por el Reino Unido.