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Dos de las economías más proteccionistas del mundo, Argentina y Brasil, quieren revisar ahora el principal bloque comercial de América del Sur. La medida podría liberar años de demanda acumulada, pero también se arriesga a provocar una reacción política en el camino.

El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, ha indicado que quiere reformar el Mercosur, una unión aduanera de cuatro países, para agilizarlo y permitir que los miembros negocien acuerdos de libre comercio por separado. El Gobierno de Argentina, liderado por Mauricio Macri, también apoya la reforma, según dos fuentes gubernamentales de alto nivel que solicitaron permanecer en el anonimato.

Las naciones del Mercosur, que también incluye a Uruguay y Paraguay, no han logrado ningún acuerdo comercial significativo desde que se fundó el grupo hace casi treinta años.

Ahora, Bolsonaro y Macri tienen el reto de demostrar al electorado que las políticas favorables al mercado pueden mejorar sus vidas al generar más inversión, importaciones más baratas y nuevos mercados para sus exportaciones. Al mismo tiempo, muchos de sus seguidores respaldan en gran medida las tarifas protecccionistas del Mercosur.

"El precio de la transición será elevado y tendrá costos sociales y políticos, pero al final valdrá la pena", dice Benjamin Gedan, jefe del Proyecto Argentina del Wilson Center y ex director del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para América del Sur durante la Administración de Obama.

Momento para el cambio
Una ola de retórica comercial unificada, algo inusual en América del Sur, ha emergido en las últimas semanas, lo que indica que las reformas podrían comenzar cuando Bolsonaro asuma el cargo el próximo año.

"El Mercosur no es una jaula dorada, sino una plataforma para la inserción global", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Ariel Bergamino, en una entrevista telefónica. "Tal vez el Mercosur deba actualizarse para reflejar el mundo de hoy".

El futuro ministro de finanzas de Brasil, Paulo Guedes, criticó las prácticas del bloque comercial y dijo que los brasileños "no serán prisioneros" de la ideología proteccionista del bloque. Una postura similar sobre el legado de los aranceles está creciendo entre los líderes argentinos.

"En Argentina, no ha funcionado", dijo el presidente del Banco Central de Argentina, Guido Sandleris, a Bloomberg en una entrevista reciente. "Durante el Gobierno anterior hubo un proceso de desconexión con el comercio global y estamos tratando de cambiar eso".

La reforma se enfrenta a la realidad
La eliminación de las tarifas arancelarias para el bloque de América del Sur llevaría pocas ventajas a corto plazo para Bolsonaro, quien podría liderar la reforma. Por una parte, Brasil exporta la mayoría de sus productos manufacturados a otras naciones del Mercosur. Si los nuevos acuerdos comerciales redujeran los aranceles a las importaciones industriales de países que no pertenecen al Mercosur, Brasil perdería clientes porque sus productos son de menor calidad y más caros, dicen los expertos.

"Esta idea de que Brasil no negocia [acuerdos bilaterales] porque no puede es una de las mayores falacias en la política comercial", dijo Pedro Motta Veiga, miembro principal de Cebri, un grupo de expertos en asuntos exteriores con sede en Río de Janeiro. "Brasil es, sin dudas, el país del Mercosur más proteccionista".

La eliminación de aranceles también podría poner en peligro empleos en Brasil y Argentina. Estos países ocupan los puestos 72 y 81, respectivamente, de los 137 países que integran el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial.

En Argentina, el libre comercio a menudo se asocia con desempleo tras el intento de apertura económica del ex presidente Carlos Menem en los años 90. Macri no puede permitirse esa óptica ya que quiere volver a ganar las elecciones del próximo año en un contexto bastante difícil. Por su parte, los brasileños se enfrentan a un desempleo casi récord y las industrias tienen poderosos grupos de presión en el Congreso.

Negociaciones con la UE
Si el Mercosur fuese objeto de cambios, ello podría generar dudas sobre el futuro de un acuerdo comercial con la Unión Europea, que lleva años negociándose. Las conversaciones con la UE se reanudaron esta semana en Bruselas tras una ruptura reciente y aún no hay un acuerdo largamente ansiado a la vista.

Una resolución del Mercosur firmada en el 2000 comprometía a cada miembro a negociar pactos comerciales como un bloque. Ésta tendría que ser derogada a través de un comité ejecutivo de Mercosur. Pero cambiar la resolución o negociar una relajación no debería ser un gran obstáculo, dijo Motta Veiga.

Los expertos advierten que para acceder a las fortunas del libre comercio hay que atravesar un espinoso camino político.

"Las barreras políticas en Argentina son altas", dice Juan Cruz Díaz, director de la consultora política Cefeidas Group en Buenos Aires. "¿Cuánto capital político está dispuesto a gastar Bolsonaro?"