PDVSA
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Rafael Ramírez, quien fuera el todopoderoso zar del petróleo de Venezuela, dice que la petrolera estatal que dirigió durante casi una década está al borde del derrumbe.

El presidente , un antiguo rival de Ramírez en el círculo del fallecido Hugo Chávez, realizó el año pasado una purga en que llevó a la cárcel a muchos ex aliados del ejecutivo petrolero acusados de corrupción. El propio Ramírez fue investigado y en la actualidad vive en un exilio autoimpuesto.

Ramírez, de 54 años, se convirtió en ministro de en el 2002, durante el gobierno de Chávez, y dos años después inició su gestión de 10 años como presidente de PDVSA mientras seguía al frente del ministerio. Rompió así con una tradicional separación entre el ministerio que encabezaba y la compañía que éste supervisa.

La caída de la producción de refleja la “falta de conocimientos y experiencia” de la actual junta directiva y los enfrentamientos políticos en el seno de la compañía petrolera, dijo Ramírez.

La “grave situación” que enfrenta PDVSA, agregó, se ve agravada como consecuencia de un reciente decreto que da importantes facultades al teniente general Manuel Quevedo, que asumió la presidencia de la compañía en noviembre tras el arresto de los ex ministros de Petróleo Eulogio Del Pino y Nelson Martínez. El decreto le ha dado a Quevedo “poderes exorbitantes, sin precedentes”, dijo.

Como resultado del “derrumbe de la producción y el refinado”, Venezuela podría tener que ceder cada vez más el control de PDVSA a compañías internacionales que operan en el país sudamericano, dijo Ramírez.

“Con el argumento de que nosotros destruimos la compañía, PDVSA será privatizada de facto”, dijo. “Se la está sacando del control del Estado venezolano”.

Personas como Luisa Ortega, una exfiscal venezolana que rompió con Maduro el año pasado, sostienen que su guerra contra la corrupción es una farsa destinada a fortalecer su poder en el país, y Ramírez dice ser víctima de persecución política.