Sebastián Piñera, presidente de Chile (Foto: Bloomberg)
Sebastián Piñera, presidente de Chile (Foto: Bloomberg)

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, llamó a votar en el plebiscito de este domingo, que definirá el cambio o no de la Constitución legada de la dictadura, y dijo que cualquiera que sea el resultado “no es el fin; es recién el comienzo del futuro” de Chile.

Piñera no manifestó públicamente si votó “Apruebo” o “Rechazo” tras concurrir a primera hora a emitir su sufragio en un colegio de la comuna de Las Condes, en el este de Santiago, pero afirmó que “el plebiscito es el camino democrático, mejor y más fecundo, y que lleva a mejor puerto que el camino de la violencia”.

“Tengo la absoluta convicción de que la inmensa mayoría de los chilenos creemos en la democracia y en la paz”, agregó el mandatario, afirmando que no va a permitir “que una minoría se imponga a la voluntad democrática de los chilenos”.

En el plebiscito de este domingo, acordado por las fuerzas políticas casi un mes después de que se iniciaran el año pasado las masivas protestas sociales, los chilenos votarán si cambian o no la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), señalada como el origen de las desigualdades sociales que hicieron emerger las manifestaciones a partir del 18 de octubre del año pasado.

Los chilenos deben elegir, además, qué órgano redactará esa nueva Carta Magna en caso de imponerse -como todas las encuestas lo afirman- la opción “Apruebo”: una Convención Constitucional, integrada sólo por representantes electos popularmente, o una Convención Mixta, compuesta a partes igual por parlamentarios en ejercicio y representantes populares.

“La historia de Chile no termina hoy día”, agregó Piñera, que enfrentó el inicio de las protestas de 2019 un año y medio después de haber asumido su segundo mandato y tras haber afirmado que Chile era un oasis de estabilidad en América Latina.

Entre los retos que le quedan por delante a Chile, según Piñera, están derrotar la violencia que ha acompañado las manifestaciones sociales y recuperar el crecimiento de la economía chilena, afectada por la pandemia del COVID-19, que ya ha contagiado a más de 500,000 chilenos y provocado la muerte de cerca de 14.000 personas.

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