Numerosas comunidades de aficionados giran en torno a los ferrocarriles. (Foto: Difusión)
Numerosas comunidades de aficionados giran en torno a los ferrocarriles. (Foto: Difusión)

Multitudes, altercados e incluso agresiones. Los fanáticos del famoso sistema ferroviario en son a menudo inofensivos, pero el comportamiento de un pequeño grupo de entre ellos deja a veces mucho que desear.

Los trenes japoneses son admirados desde hace mucho tiempo en Japón y en todo el mundo por su tecnología avanzada y su puntualidad.

Numerosas comunidades de aficionados giran en torno a los ferrocarriles. Recitan de memoria los horarios de los trenes, graban sus ruidos, adquieren las cestas de comida que se venden en las estaciones o coleccionan trenes en miniatura.

Según Nobuaki Takada, consultor de NRI Social Information System Services, en el 2015 Japón contaba con unos cinco millones de aficionados a los trenes. Entre estos grupos, los más famosos son los “toritetsu” (los que toman las fotos “perfectas” de los trenes).

Los “toritetsu” han existido durante décadas, pero en los últimos años atraen la atención debido a sus altercados, incursiones en zonas prohibidas e incluso violencia.

Si bien las despedidas ardientes a las venerables locomotoras que realizaban su último trayecto eran moneda corriente en los años 1960 y 1970, hechos recientes como el acoso de un ciclista y el ataque a un adolescente el año pasado preocupan a los aficionados.

Buscando la foto perfecta

“Los comportamientos empeoraron, es cierto”, lamenta Masao Oda, fotógrafo aficionado a los convoyes ferroviarios desde hace 50 años.

“Nuestra imagen se ha vuelto mayoritariamente negativa”, explica Akira Takahashi, de 27 años, que ama profundamente la locomotora eléctrica “clase EF66″ -puesta en servicio en Japón en 1966- y que no quiere “ser puesto en la misma bolsa de los que causan problemas”.

Ryunosuke Takagai, un estudiante de 19 años, a veces se levanta a las 5:00 de la mañana para sacar fotos y trabaja ocasionalmente a tiempo parcial en fábricas para financiar su pasión. Dice amar “todo” sobre los trenes.

“Es realmente gratificante capturar (en una foto) el tren que has estado esperando durante horas”, explica.

El comportamiento cada vez más agresivo de algunos “toritetsu” está relacionado con su búsqueda de la foto perfecta, según el periodista especializado Jun Umehara, que trabajó para una de las revistas ferroviarias más famosas de Japón.

También se explica por el menor número de locomotoras retiradas de servicio, según él. “Cada tren es único y, para ellos, es la última pieza del rompecabezas para su colección de fotos”, comentó.

“La idea de no tener esta última pieza es casi intolerable. De ahí su comportamiento a veces “desesperado”, añade.

El desarrollo urbano hace también aún más difícil tomar fotografías que se acerquen a las que consideran como “referencias”. Estas imágenes -publicadas en revistas destinadas a los “toritetsu”- muestran a menudo una vista de los trenes sin “intrusos” (barreras, árboles o pasajeros).

“Imitar estas fotografías en la vida real es casi imposible. Pero es lo que buscan”, señala Umehara.

En general, las compañías ferroviarias han tenido que aumentar la seguridad de sus instalaciones ante los aficionados que se aventuran en espacios prohibidos.

Por otra parte, la compañía JR East, que presta servicio a toda la mitad norte de la isla principal de Japón, incluida su capital, lanzó el año pasado un club para los apasionados de los trenes.

“Podemos contar con los ‘toritetsu’ para tomar fotos hermosas de nuestros trenes y promocionarlos en internet”, reconoce Yusuke Yamamoto, responsable del proyecto.

“En lugar de tratarlos como nuestros enemigos buscamos construir una buena relación, ya que los ‘toritetsu’ representan una verdadera cultura”, afirma.

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