Steve Bray
Steve Bray

Meses de parálisis política en torno al hacen mella en eurófobos y eurófilos que, frente al Palacio de Westminster, coinciden en un punto: su sensación de "vergüenza" en torno a la "chapucera" gestión del Gobierno.

Los mensajes de ambos bandos son vehementes entre las decenas de activistas que, incansablemente, se citan a diario en las inmediaciones del . Allí se desgañitan para expresar su posición sobre la salida de este país de la Unión Europea.

Lo hacen al tiempo que, puertas adentro, los diputados se preparan para someter a votación, dentro de unas horas, planes alternativos al acuerdo de la primera ministra conservadora, Theresa May, consensuado con Bruselas.

Entre esas propuestas se incluye la de un nuevo referéndum, la consulta a los ciudadanos de cualquier tratado de salida, la cancelación del Brexit e, incluso, un divorcio entre Londres y Bruselas sin acuerdo.

A las afueras del Parlamento se escucha el mensaje inagotable del galés Steve Bray, un tipo muy reconocible ya para los medios de comunicación entre la maraña de activistas contrarios al Brexit, gracias a su presencia constante en ese lugar durante los últimos 20 meses.

Con un llamativo sombrero azul, enfundado en su bandera europea y portando pancartas contra la salida -como "Rip Brexit"-, el hombre califica de "chapuza" todo el proceso y reprocha a la primera ministra que siga recurriendo a "cualquier artimaña sucia para destrozar este país abocándolo al Brexit".

Irónicamente, Bray cree que, llegados a este punto, May no debería dimitir pues "más vale lo malo conocido" y porque, señala, las "alternativas serían aún mucho peores".

Según reveló hoy un diputado, la líder tory anunció este miércoles a su grupo parlamentario que dimitirá de su cargo antes de que comience la siguiente fase de las negociaciones del Brexit, a cambio de que respalden su acuerdo de retirada.

Del bando pro europeo, Susie, una enfermera de Yorkshire de mediana edad, ferviente partidaria de la permanencia, opina que la sesión de "votos indicativos" sobre alternativas al Brexit "debería haber ocurrido semanas después del referéndum" (del 2016).

Otra abanderada de la causa "Remain", Jo, de Wiltshire, no oculta su estupor ante la gestión del Reino Unido: "Me avergüenza cómo los políticos han gestionado el proceso y me siento avergonzada de que, como país, estemos dispuestos a adoptar un camino que nos va a dañar".

Es en ese punto donde parecen confluir ambos sectores, en el hartazgo y la "vergüenza" de saberse el "hazmerreír" del resto de Europa ante el estancamiento del proceso.

Así lo cree el veterano taxista londinense Mick, partidario de dejar el bloque comunitario, al culpar abiertamente a los políticos de su país de esta situación de inmovilidad. "Somos un hazmerreír para el resto del mundo", apunta.

Se siente "traicionado" por su primera ministra y critica con dureza la "terrible" gestión de May en las negociaciones con Bruselas: "Debería dimitir. Necesitamos un líder que de verdad quiera salir (de la UE)", opina.

En ese punto no se pone de acuerdo con otro activista pro Brexit, llamado Russell, que cree que la líder conservadora debería "seguir en su puesto y respetar el resultado" del referendo.

Con una retórica menos articulada pero igual de radical, ese hombre se pasea al lado del Parlamento exhibiendo una enorme pancarta en la que se lee "que le den a la Unión Europea".

"No hemos votado para que haya un Brexit suave o una prórroga. Queremos irnos", afirma tajante y totalmente desilusionado con los políticos nacionales.

Mientras los británicos continúan divididos, un ciudadano español, Luis, residente en este país desde hace tres años y trabajador en el sector financiero, lamenta que la decisión de abandonar la UE se adoptara "en base a informaciones incorrectas y parciales y poco fundadas" y está convencido de que todo el proceso es "inejecutable" y llevará a una nueva consulta.