Caracas
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"De eso no tenemos". Al vivir en , uno se acostumbra a escuchar eso, pero la historia detrás del jamón que faltaba era diferente.

Las balanzas de charcutería de las tiendas solo tienen seis dígitos. Y el jamón, me dice mi comunidad a la caza de comida en , se está vendiendo en la actualidad por cerca de 1'480,000 bolívares por kilogramo. No importaba que solo quisiera unos cientos de miligramos. El costo era, al menos en este mercado, incalculable.

Una dinámica similar está impidiendo el uso de tarjetas de crédito y débito. El precio de un juego de sábanas (33'541,963), un par de zapatillas (10'500,000) o incluso una porción de lasaña (401,450) no cabe en las pantallas de máquinas de tarjetas antiguas; la solución es dividir una compra en varias transacciones. Incluso las impresoras de facturas que muchas empresas utilizan para informes a las autoridades tributarias se están quedando sin espacio.

Parecería ser solo cuestión de tiempo antes de que el optara por restablecer el valor de la moneda para aliviar estos dolores de cabeza logísticos. Han pasado 10 años desde que las autoridades intentaron por primera vez una medida de este tipo, eliminando tres ceros y rebautizándola como "el bolívar fuerte".

Esa fuerza no duró mucho. A medida que el Gobierno dio cuerda a las imprentas para financiar planes de gasto extravagantes con efectivo nuevo, la inflación se disparó. No hay cifras oficiales, pero -sin lugar a dudas- los precios están subiendo más rápido que nunca.

El indicador de Bloomberg, el índice , estima que la inflación ha estado avanzando a un ritmo anualizado de más del 82,000% en los últimos tres meses.

De vuelta en el supermercado, el empleado me dijo que estaban tratando de arreglar la báscula para que supieran cuánto cobrar. Será mejor que agreguen muchísimos dígitos.

[Nota del editor:

Hay pocos lugares tan caóticos o peligrosos como Venezuela. “Vida en Caracas” es una nueva serie de historias cortas que busca capturar la calidad surreal de vivir en un país en total desorden].