Marcelo Parreira
Marcelo Parreira

Faltaban tres horas para que la inmobiliaria abriera sus puertas, pero la gente ya hacía fila para comprar apartamentos sin construir en un barrio de clase media de Río de Janeiro.

Marcelo Parreira, director de nuevos productos de RJZ Cyrela, se sintió aliviado. Las largas filas previas al amanecer no se veían desde que Brasil cayó en una profunda recesión en el 2015 y ese lanzamiento a fines de agosto fue el primero de la compañía desde ese entonces. Los brasileños eran más optimistas sobre el futuro con Jair Bolsonaro camino a ganar las elecciones presidenciales. En un mes, la compañía vendió las 176 unidades disponibles.

La venta "dio optimismo a la compañía y al mercado inmobiliario en general", declaró Parreira. "Había personas con dinero que estaban paralizadas, esperando la confianza para invertir".

Como suele ser el caso después de las elecciones, la confianza subió aún más una vez que Bolsonaro consiguió la victoria en octubre. El optimismo de los consumidores alcanzó su punto máximo en seis años y medio en enero, según un índice de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Sin embargo, la brecha nunca ha sido más amplia entre las expectativas y las condiciones económicas actuales, incluido el mercado laboral y las finanzas familiares. Eso significa que los brasileños podrían recibir un golpe de realidad, especialmente si Bolsonaro no logra concretar las reformas necesarias para potenciar la anémica recuperación del país.

Si bien las expectativas de los consumidores son un motor tradicional de crecimiento, abundan las señales preocupantes. El desempleo dejó de caer en el cuarto trimestre, las ventas minoristas cayeron un 2.2% en diciembre respecto a noviembre y la producción de automóviles de enero se hundió 10% en términos interanuales. Itaú Unibanco recortó su pronóstico del PBI 2019 del país en medio punto porcentual a 2%.

"Hay una cierta ola de optimismo que va más allá de la economía y tiene un componente subjetivo, desconectado de la vida real", afirmó Aloisio Campelo Jr., superintendente de estadísticas públicas del instituto de economía de la FGV. "Después de una crisis tan grande, tal vez haya ilusión de parte del consumidor".

Empleos en industria constructora
Incluso con la tasa de interés de referencia en un mínimo histórico, la economía más grande de América Latina todavía se mantiene frenada por un desempleo del 11.6%.

Los empleos formales en el sector de la construcción, uno de los principales del país en cuanto a las oportunidades laborales, han caído un 40% desde 2014, a 2 millones.

No alcanzarán los niveles previos a la crisis antes del 2021 y solo si los parlamentarios aprueban la polémica reforma a las pensiones que Bolsonaro enviará al Congreso esta semana, aseguró José Carlos Martins, presidente de la cámara de la industria de la construcción CBIC.

La reforma es necesaria para respaldar la confianza y proporcionar al gobierno el alivio financiero para estimular la inversión pública y privada. Por ahora, una nube de incertidumbre se cierne sobre el sector de infraestructura después de que la llamada investigación Lava Jato revelara gigantescos actos de corrupción y pusiera tras las rejas a líderes de las constructoras más grandes del país y a importantes figuras políticas.

La promesa de Bolsonaro de erradicar la corrupción no beneficiará a la economía de la noche a la mañana y eso puede decepcionar a sus partidarios, advirtió la economista de Bloomberg Adriana Dupita.