Foto 2 | Esas medidas prohíben a ciudadanos y empresas estadounidense transar bonos de Venezuela y su petrolera PDVSA, justo cuando el mandatario busca renegociar la deuda externa, de unos US$ 150,000 millones.
Foto 2 | Esas medidas prohíben a ciudadanos y empresas estadounidense transar bonos de Venezuela y su petrolera PDVSA, justo cuando el mandatario busca renegociar la deuda externa, de unos US$ 150,000 millones.

Si habla con los jugadores en los mercados financieros le dirán que la liquidez en el comercio de bonos de Venezuela es inexistente en este momento.

Y, por supuesto, cuando se observan los números seguidos por Trace, el sistema de informes de precios de bonos corporativos de Finra, están significativamente a la baja para la deuda emitida por la petrolera estatal venezolana, PDVSA, en comparación con su promedio histórico, y en más de 70% cuando se compara con los niveles de comienzos de año. (Trace no hace seguimiento a la negociación de bonos soberanos).

Tiene sentido. A pesar de que el gobierno y Petróleos de Venezuela están técnicamente en default sobre su deuda debido a retrasos significativos en los pago, el dinero finalmente llega, hasta ahora. La clave es "hasta ahora".

Entonces, nadie está motivado para hacer nada: los titulares no quieren vender sus bonos porque todavía les están pagando, y los posibles compradores no quieren hacer una jugada ahora, cuando todavía tienen que pagar interés acumulado, porque los desembolsos de la empresa podrían detenerse en cualquier momento. Prefieren esperar un default hecho y derecho, cuando los precios de los bonos excluirán el interés acumulado.

Pero hace unas semanas, cuando los inversionistas estaban apostando a si PDVSA haría dos pagos de bonos clave, y luego sufriendo para descifrar qué quiso decir el presidente Nicolás Maduro cuando dijo que planeaba reestructurar la deuda de la nación, el volumen subió.

La curva de abajo muestra el volumen de negociación en bonos de PDVSA en los últimos dos meses:

Dentro de esa ventana, el segundo mayor día de operaciones se produjo el 3 de noviembre, un día después del anuncio de Maduro. Eso nos dice que muchas negociaciones se produjeron durante un momento realmente volátil y opaco: que en un día en que los precios de los bonos de PDVSA caían a mínimos históricos, había compradores para lo que estaba en venta.

¿Quiénes fueron esos compradores? Tal vez algunos fondos de cobertura de deuda en dificultades. Tal vez algunos inversionistas a largo plazo que sumaron a su posición. Tal vez algunos operadores cubriendo sus apuestas en corto. O tal vez, como algunos expertos en deuda han planteado, el gobierno venezolano se aprovechó del mercado y recompró alguna deuda. Lo sabremos tarde o temprano.

El volumen de operaciones comenzó a caer el 13 de noviembre, cuando Maduro invitó a los inversionistas a reunirse con sus principales funcionarios, algunos de los cuales están sancionados por Estados Unidos, para renegociar la deuda. La reunión, a la que asistieron pocos, duró unos 30 minutos y no pudo aclarar las intenciones de Maduro.

Desde entonces, las calificaciones de PDVSA y de la deuda soberana se han reducido a default ya que los períodos de gracia de 30 días se vencieron para varios pagos de intereses atrasados ​​en sus bonos. El martes, S&P Global Ratings incluso rebajó la calificación de un bono que se venció hace un mes, pero cuyos acreedores nunca recibieron el pago final del cupón.

La mayor parte de la deuda de la empresa de energía se cotiza actualmente en un rango de entre 20 y 30 centavos por dólar.

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