Y el hambre sigue aumentando. Actualmente afecta a 811 millones de personas en el mundo, mientras que 2,700 millones de individuos no tienen acceso a una alimentación sana, según un informe de la ONU. (Foto: Pexels en Pixabay)
Y el hambre sigue aumentando. Actualmente afecta a 811 millones de personas en el mundo, mientras que 2,700 millones de individuos no tienen acceso a una alimentación sana, según un informe de la ONU. (Foto: Pexels en Pixabay)

El hambre aumenta en el mundo, el cambio climático se acelera y amenaza la producción agrícola: en este contexto preocupante, la ONU organiza el jueves en Nueva York una cumbre mundial para incitar a los Estados a reformar sus sistemas alimentarios para intentar responder a estos desafíos.

“Insto a todos a que vengan con compromisos ambiciosos para alimentar la esperanza de un futuro mejor”, subraya el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una declaración escrita. “La comunidad internacional tiene una oportunidad única de contribuir a la consecución” de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU para el 2030, “transformando la forma en que producimos, transformamos y consumimos los alimentos”, continúa.

Pero desde hace varios meses, algunas oenegés critican las modalidades inusuales de organización de la cumbre, juzgándolas “opacas”. Temen que las pistas elegidas otorguen una gran importancia al “agronegocio” en detrimento de la agricultura campesina.

Más de 85 jefes de Estado y de gobierno participarán el jueves en esta cumbre virtual.

Será “un día maratón de compromisos por parte de gobiernos, defensores de diversas causas, comunidades y empresas”, señalan los organizadores.

Hay mucho en juego. Se considera que los sistemas alimentarios son responsables de aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Y el hambre sigue aumentando. Actualmente afecta a 811 millones de personas en el mundo, mientras que 2,700 millones de individuos no tienen acceso a una alimentación sana, según un informe de la ONU.

Diálogos

La cumbre dio lugar a 18 meses de preparación desde el anuncio de su celebración en octubre del 2019 por Antonio Guterres. Para sus organizadores, se trata de una “Cumbre de los pueblos”, dedicada por primera vez a los “sistemas alimentarios” que van de los productores a los distribuidores, pasando por las industrias alimentarias, los fabricantes de insumos, etc.

Durante meses, se llevaron a cabo “diálogos” en 148 países, con la participación de una amplia gama de interesados y partes afectadas, para explorar diversas formas de hacer que los sistemas alimentarios sean más equitativos, eficientes y ecológicamente racionales.

Más de 80 países ya transmitieron su “camino nacional” para llegar allí, precisan los organizadores. David Nabarro, asesor principal de la cumbre para estos diálogos, señala que la cuestión de la alimentación se trata “de una manera multisectorial”, con la participación de diferentes ministerios, “lo que es extremadamente importante” porque, con demasiada frecuencia, esto es competencia de los ministerios de agricultura.

“Estos caminos nacionales muestran que los gobiernos están dispuestos” a considerar la alimentación como un tema que compete también a los ministerios de Salud, Medio Ambiente, Desarrollo Económico, etc., estimó el lunes en una reunión informativa.

La cumbre verá también el lanzamiento de “coaliciones” que reúnen Estados y actores diversos en torno a grandes temas como la agroecología y la restauración escolar, entre otros.

Reglas de juego

Las empresas se expresarán a través de una declaración. Agnes Kalibata, enviada especial del secretario general de las Naciones Unidas para esta cumbre, considera que los industriales del sector agroalimentario deberían “reformular” sus productos para reducir la progresión de la obesidad en el mundo.

Pero para la ONG Grain, que defiende a los pequeños campesinos, “la cumbre fue secuestrada desde el principio por las multinacionales y es patrocinada oficialmente por el Foro Económico Mundial” de Davos.

La ONG señala también que Agnes Kalibata preside la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), lanzada por la Fundación Bill y Melinda Gates, a la que reprocha promover la industrialización de la agricultura en África.

Por su parte, Acción Contra el Hambre considera que “las nuevas reglas del juego” instauradas por esta cumbre son “muy problemáticas” y “poco claras”.

“Cuestionan el multilateralismo” y la negociación entre Estados, según ella.