Un tercio de las desigualdades salariales se debe únicamente a la política de remuneración de las empresas y no a la cualificación o a la experiencia de los trabajadores, según la OCDE, que a partir de ahí considera que se deben aplicar políticas específicas para corregir la esa brecha.
En un informe publicado este jueves sobre las diferencias de remuneraciones con datos de 20 países miembros, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó que las compañías, en la práctica, tienen un amplio margen de maniobra para fijar los salarios al margen de lo que hacen sus competidores.
“Los salarios no están exclusivamente determinados por las competencias” de los trabajadores sino que muchas firmas dan una prima de remuneración con respecto a otra para empleados con una cualificación y experiencia equivalente, según los autores del estudio.
Uno de los elementos “clave” que explica ese fenómeno es la productividad de las empresas, señaló en la presentación en línea del documento la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone.
En países con grandes diferencias de productividad entre las empresas, las desigualdades salariales son más grandes, indicó Boone.
Estados Unidos es, con mucha diferencia, el país de los 20 de la muestra con una mayor dispersión salarial, seguido por Estonia, Hungría, Canadá, Costa Rica, Japón y España. En el otro extremo están Finlandia, Alemania, Italia, Dinamarca y Suecia.
La economista jefe consideró que las políticas tradicionales para luchar contra las desigualdades de remuneración, que se centran en mejorar las cualificaciones o la experiencia, no bastan.
A eso contribuiría favorecer el aumento de la productividad de las firmas y la movilidad de los trabajadores, en particular la de los que tienen salarios más bajos.
También incrementar la competencia y la inversión en infraestructuras que agilicen la movilidad.