La Unión Europea (UE) y el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quieren tomar el mismo camino. China, que es responsable de un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, se fijó como plazo límite el 2060. (Foto: AFP)
La Unión Europea (UE) y el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quieren tomar el mismo camino. China, que es responsable de un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, se fijó como plazo límite el 2060. (Foto: AFP)

Ante la emergencia climática, los Estados, las ciudades y las empresas se han comprometido en el camino de la neutralidad del . Pero hay que mirar con cuidado la letra pequeña, advierten los expertos.

Más de 110 países --responsables del 65% de las emisiones mundiales de CO2-- se han comprometido a lograr la neutralidad del carbono para el año 2050, según las Naciones Unidas. Entre ellos se encuentran grandes emisores como Reino Unido, Japón y Corea del Sur.

La Unión Europea (UE) y el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quieren tomar el mismo camino. China, que es responsable de un cuarto de las del mundo, se fijó como plazo límite el 2060.

“Cada país, ciudad, institución financiera y empresa debería adoptar planes para llegar a cero emisiones netas para el 2050”, instó recientemente el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

¿Pero de qué estamos hablando exactamente?

La neutralidad del carbono significa que un país no debe emitir más gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global, de los que pueda absorber a través de, por ejemplo, la plantación de árboles o las tecnologías para capturar CO2 directamente de la atmósfera.

Cuidado con los detalles

¿Pero esto permitirá limitar el calentamiento global a un nivel muy por debajo de 2°C, o incluso 1.5°C, como está previsto en el Acuerdo de París, cuando el termómetro ya ha subido 1.2°C en comparación con el período preindustrial y los desastres van en aumento?

“La clave está en los detalles”, advierte Kelly Levin del World Resources Institute, quien explica que al menos cuatro factores entran en juego para asegurar la seriedad de estos compromisos.

El primero es si se trata de emisiones de todos los gases de efecto invernadero o solo de CO2. Este último es responsable de más de tres cuartas partes del calentamiento, pero las concentraciones de metano --principalmente por fugas de gas y ganadería-- están aumentando.

Nueva Zelanda, por ejemplo, ha elegido retener solo el CO2 en su ambición de ser neutral en carbono para el 2050, cuando un tercio de sus emisiones de metano provienen de la ganadería.

También hay que mirar las etapas. “Comprometerse a reducir las emisiones para el 2050 no significa necesariamente que actuarán desde ahora para contener el calentamiento a 1.5°C”, dice Teresa Anderson de ActionAid International.

Reino Unido, que acogerá una cumbre virtual sobre el clima el 12 de diciembre, se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 68% para el 2030 (en comparación con los años 1990), algo que pocos países han hecho hasta ahora.

Sin embargo, los científicos son unánimes en cuanto a la necesidad de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por los humanos a corto plazo.

Según los expertos en clima de la ONU (el IPCC) esta reducción debe alcanzar el 45% para el 2030 y el 100% para el 2050 para que el termómetro no supere los 1.5°C.

Sumideros de carbono

Un tercer factor a tener en cuenta es el papel que desempeñan los sumideros naturales de carbono, como los océanos, los suelos y los bosques, o los artificiales.

La idea más popular entre las empresas, como las compañías petroleras, las aerolíneas y, más recientemente, el gigante suizo de la alimentación Nestlé, es plantar miles de millones de árboles.

Pero este método tiene sus límites, ya que requiere enormes superficies de tierra que ya no pueden utilizarse para la agricultura.

Otra estrategia, la de almacenar bajo tierra el CO2 emitido por los biocombustibles, tiene las mismas limitaciones, sin mencionar el riesgo de “utilizar la tierra para compensar el carbono en los países del sur” en detrimento de las poblaciones locales, advierte Jesse Bragg de la oenegé Corporate Accountability.

En cuanto a las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2, aún están en sus comienzos.

Hay mucha incertidumbre” sobre estos sumideros de carbono, tanto naturales como artificiales”, dice Kelly Levin. Esto no impide que los gigantes petroleros Shell y BP basen sus promesas de lograr la neutralidad del carbono en estos métodos controvertidos.

Por el contrario, “las emisiones deben ser reducidas lo más posible en la fuente”, dice Duncan McLaren, profesor del Lancaster University’s Environment Centre.

Una cuarta limitación es que muchos planes nacionales para la neutralidad del carbono excluyen los sectores de la aviación y el transporte marítimo, que están entre los diez mayores contaminadores del mundo.

“No hay directrices ni principios reconocidos para estos planes, que por lo tanto están llenos de carencias”, estima Bragg. Esto podría mejorarse si se contabiliza la reducción de CO2 por separado de otros gases de efecto invernadero.

Incluso si se cumplieran todos los compromisos de neutralidad de carbono, sigue habiendo un gran desafío.

“Si todo el mundo logra la neutralidad del carbono, solo se estabilizará el nivel de los gases de efecto invernadero en la atmósfera”, advierte Duncan McLaren. No se tiene la certeza de que el calentamiento global se limitará por debajo de los 2°C y que su impacto será menor.

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