Brexit
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Los evangelistas del sin acuerdo no se rinden. Al contrario, se sienten reforzados por las votaciones de esta semana en el Parlamento británico, por encuestas que revelan respaldo a un divorcio sin pacto y por un nuevo plan que aseguran dará a Gran Bretaña un abandono rápido de la sin el sufrimiento que predicen los expertos. Si todo esto le parece demasiado bueno para ser verdad es porque efectivamente lo es.

Jacob Rees-Moog y otros partidiarios del Brexit han dicho de manera incesante que la propuesta es la mejor solución al impasse político actual. El Daily Express la bautizó como un "arma secreta". Es la clave de un recién urdido plan B, respaldado por políticos de línea dura como Rees-Moog y algunos más moderados del Partido Conservador de .

Si la primera ministra no logra volver tras sus negociaciones en Bruselas con lo que Boris Johnson llama una "cláusula de libertad" para sacarse de encima la salvaguarda irlandesa, se puede esperar que los partidarios del Brexit monten una ofensiva en torno a una disposición del artículo 24.

La mayoría de nosotros no somos muy doctos respecto al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, el pacto de 1948 tendiente a reducir barreras comerciales que ahora es parte de la

No obstante, el artículo es conocido por los expertos como la norma que permite a grupos de países discriminar a favor de cada uno sin tener que tratar a todos los socios comerciales de la misma manera, como requiere el principio de nación más favorecida de la OMC.

Los partidarios del Brexit argumentan que el Reino Unido y la UE pueden usar el artículo 24, y en especial la cláusula del quinto párrafo sobre una disposición "intermedia" que puede durar hasta 10 años mientras se negocia un acuerdo permanente, para acordar un trato sin aranceles con el bloque hasta que se desarrolle un nuevo acuerdo de libre comercio a largo plazo.

Voilà, el Brexit se sella el 29 de marzo sin escasez de alimentos y medicamentos, sin "backstop" en la frontera irlandesa, sin controles fronterizos y sin pánico. Ojalá fuera así.

El problema aquí no es redactar un acuerdo rápido. Se puede hacer durante el almuerzo si se sabe lo que se está haciendo. Lorand Bartels de la facultad de Derecho de la Universidad de Cambridge redactó hace poco un convenio que se apega al artículo 24, el cual publicó en Twitter. Contiene tres artículos breves, un anexo y encaja perfecto en tres cuartos de página.

Los partidarios del Brexit apuntaron al documento como prueba de que un divorcio basado en el artículo 24 es posible, pero no entendieron el trasfondo simple del ejercicio de Bartels. Llegar a un acuerdo comercial básico no es difícil, pero no estaría ni cerca de replicar el sistema sin fricciones que permite al cigüeñal utilizado en un Mini cruzar el canal de la Mancha tres veces antes de que el auto terminado salga de la línea de ensamblaje.

No abarcaría las industrias de servicios, que dan cuenta del 80% de la economía británica y el 45% de las exportaciones totales del Reino Unido. Un acuerdo fundamental basado en el artículo 24 no diría nada sobre las regulaciones, los estándares o el acceso a las bases de datos aduaneras de ambas partes.

Tampoco haría desaparecer la fricción fronteriza. Los partidarios del Brexit sugieren que se puede usar el artículo 24 para deshacerse del infame "backstop" que mantendría la frontera irlandesa abierta en el marco del acuerdo de May, pero la referencia del artículo a medidas para "facilitar el tráfico fronterizo" en países adyacentes se pensó con el pastoreo de ganado en mente. No está ni cerca de abordar las circunstancias únicas en Irlanda del Norte.

Por supuesto, Gran Bretaña no puede firmar un acuerdo basado en el artículo 24 de manera unilateral, ya que requiere el visto bueno de la UE. ¿Por qué aceptaría el bloque cualquier cosa que ponga en riesgo el convenio de divorcio de 39,000 millones de libras (US$ 51,000 millones) al cual el Reino Unido ya se suscribió o poner en peligro su tan preciada salvaguarda en la frontera irlandesa?

Si los partidarios del brexit insisten en tomar la ruta del acuerdo "intermedio" --quizás más fácil de vender políticamente-- de todos modos no sería pan comido. Tal convenio debe incluir un calendario y un programa de ítems que se tratarán en el acuerdo final.

El artículo 24 es poco claro sobre la extensión de esto, pero Peter Ungphakorn, quien trabajó en la secretaría de OMC durante cerca de dos décadas, piensa que va mucho más allá de una página. "Debe decir lo que se implementa en el intermedio y dar alguna indicación de lo que abarcará el acuerdo final y cómo las negociaciones llegarán a ese punto", explica.

Y luego otros miembros de la OMC podrían exigir que se cambie el acuerdo intermedio, en especial si sienten que sus propios intereses se ven perjudicados. Podrían objetar incluso si creen que establece un mal precedente. Eso podría generar disputas, justo cuando el mecanismo para resolver conflictos de la organización se mantiene paralizado porque el gobierno de Donald Trump bloqueó el nombramiento de nuevos jueces para él.

Repita algo lo suficiente y adquiere un revestimiento de respetabilidad para luego pasar a ser aceptado. Eso ha ocurrido con el Brexit sin acuerdo: era algo impensado para sus partidarios durante la campaña del 2016, luego estuvo al borde del debate, ahora está en el centro de este y es aceptado por 4 de cada 10 votantes.

Así que la claridad sobre los hechos, algo que nunca ocurrió durante la campaña del 2016 cuando una afirmación bastante dudosa de que el Brexit liberaría 350 millones de libras semanales para el Servicio Nacional de Salud se colocó en un bus rojo y se lo creyeron muchas personas, es importante.

Obtener un acuerdo sin aranceles con la UE es un objetivo a largo plazo razonable, pese a que no eliminaría todas las fricciones, especialmente en el caso de los servicios, y otras barreras en diversos ámbitos que entrarán en juego tras el Brexit. El artículo 24 existe y está en uso, pero no es un mecanismo a través del cual se pueda evitar el daño económico extremo de una salida sin acuerdo.

Es hora de terminar con esa idea antes de que alguien la ponga en un anuncio pegado a un bus.

Por Therese Raphael

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.