Algunos reiteraron el parecer del viernes de la activista Greta Thunberg de que las conversaciones no eran más que puro “bla-bla-bla”.
Algunos reiteraron el parecer del viernes de la activista Greta Thunberg de que las conversaciones no eran más que puro “bla-bla-bla”.

Decenas de miles de activistas marcharon el sábado por la ciudad escocesa que acoge la cumbre climática de la , físicamente cerca de los negociadores del mundo al interior, pero separados por un gran abismo de expectativas, con manifestantes frustrados que desprecian cada vez más las conversaciones y exigen medidas inmediatas no que solo lentifiquen el .

A pesar de la ira y las ráfagas de lluvia, el estado de ánimo en la protesta de Glasgow era animado. Protestas similares tuvieron lugar en Londres, Ámsterdam, París, Dublín, Copenhague, Zúrich y Estambul.

Los manifestantes censuraron a los jefes de gobierno por su incapacidad para concertar con rapidez una acción necesaria y algunos reiteraron el parecer del viernes de la activista Greta Thunberg de que las conversaciones no eran más que puro “bla-bla-bla”.

“Tenemos estas conversaciones, pero no hay políticas para realmente respaldarlas”, dijo Daze Aghaji, un participante de Londres que gritaba sobre el constante golpeteo de los tambores.

“Además de eso, las personas reales deberían estar en la sala”, dijo Aghaji, una referencia a las quejas de la participación extremadamente limitada del público en la cumbre de Glasgow. “¿Cómo se espera que desarrollemos políticas decentes cuando las partes interesadas en esto ni siquiera están presentes en la sala?”.

Los manifestantes sostenían carteles con mensajes como: “Código rojo para la humanidad”, “Detengan a los grandes contaminantes”, “COP26, te estamos observando” o, simplemente, “Estoy molesto”. Un letrero tenía la pregunta: “Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?”.

Megan McClellan, de 24 años de Glasgow, dijo que dudaba que los negociadores estuvieran escuchando.

“Esto es para ellos muy fácil de ignorar. Están bien y cómodos” al interior del centro de conferencias, dijo, que está rodeado de vallas de acero.

Pero su amiga, Lucette Wood, de 30 años de Edimburgo, no estuvo de acuerdo.

“Probablemente no hagan nada al respecto, pero fingen que lo hacen… y sólo lo posponen durante 20 o 30 años”, dijo Wood.

Ya sea como una táctica para aumentar la presión contra los gobiernos o como un rechazo a las negociaciones, el despectivo calificativo de Thunberg sobre la cumbre de dos semanas — a una de terminar — repercutió tanto dentro como fuera del sitio.

Los gobernantes y negociadores dicen que son tan conscientes como los manifestantes sobre la urgencia de su tarea, pero el tiempo se acaba para controlar la contaminación causada por los combustibles fósiles antes de que la Tierra se enfrente a niveles de calentamiento mucho más elevados.

Jamila Khatoon, de Pakistán, portaba un cartel en Glasgow referente a tres glaciales en su región que podrían desaparecer debido al cambio climático.

“Los glaciares se están derritiendo”, señaló Khatoon. “Las aldeas se están ahogando. Nadie hace nada”.

Elaine Knox, de 69 años, y William Oliphant, de 60, ambos de Glasgow, dijeron que participaron en la marcha en apoyo a las próximas generaciones.

“Voy a morir antes de que suceda lo peor”, señaló Knox. “Es a los jóvenes a los que estamos dejando un mundo horrible, horrible”.

El primer ministro británico Boris Johnson, cuyo país es anfitrión de las conversaciones, defendió los avances de los gobiernos por comprometerse a reducir las emisiones y aportar financiamiento contra el cambio climático, al tiempo de que reconoció la exigencia del público de que es necesario hacer más.

En la enorme sede de la conferencia de las Naciones Unidas, los negociadores continuaban discutiendo por séptimo día consecutivo los proyectos de los acuerdos a fin de que puedan ser presentados a los ministros de gobierno para su aprobación política la semana entrante.

Entre los puntos en discusión estuvieron un nuevo compromiso para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados (2.7 grados Fahrenheit), alentar a los países a que revisen sus esfuerzos con más frecuencia a fin de incrementar la presión a favor de reducciones mayores, y aumentar la asistencia financiera a las naciones pobres para que se adapten al cambio climático.