Los flujos negativos de México contrastan con la entrada de unos US$ 3,500 millones dirigidos a deuda de países emergentes en su conjunto, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), impulsada por las expectativas de la reactivación económica tras semanas de confinamiento. (Bloomberg)
Los flujos negativos de México contrastan con la entrada de unos US$ 3,500 millones dirigidos a deuda de países emergentes en su conjunto, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), impulsada por las expectativas de la reactivación económica tras semanas de confinamiento. (Bloomberg)

A pesar de un retorno gradual de los capitales hacia países emergentes tras el choque de volatilidad provocado por el coronavirus, México registró en mayo flujos de salida en su mercado de deuda por tercer mes consecutivo debido a una mayor cautela por parte de los inversionistas, dijeron expertos.

Estimaciones de una fuerte contracción, factores idiosincráticos -como definen algunos los temas de manejo local de política económica- y la probabilidad de un recorte en la nota crediticia soberana figuran como las principales causas del menor interés por papeles mexicanos, según analistas, quienes dudan de un regreso a las condiciones previas al COVID-19.

Los bonos de la segunda mayor economía de América Latina vieron partir el mes pasado unos 34,850 millones de pesos (US$ 1,490 millones), que se sumaron a la salida de unos 288,000 millones (US$ 12,440 millones) en marzo y abril, según datos oficiales.

Los flujos negativos de México contrastan con la entrada de unos US$ 3,500 millones dirigidos a deuda de países emergentes en su conjunto, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), impulsada por las expectativas de la reactivación económica tras semanas de confinamiento.

En las últimas semanas se ha visto una estabilización en los flujos hacia emergentes, pero en México continúan disminuyendo, lo que sugiere que hay un elemento idiosincrático”, dijo Andrés Jaime, estratega de divisas y deuda de países emergentes para Morgan Stanley.

México tenía una ventaja hace algunos años porque tenía un manejo macroeconómico bastante sólido, pero eso ha cambiado recientemente”, agregó.

Para algunos, el cambio de percepción sobre el riesgo del país podría retrasar la recuperación de los flujos de capital o incluso mantenerlos negativos en los próximos meses.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido criticado por sus políticas macroeconómicas, enfocadas en privilegiar el gasto social, y por haber frenado proyectos de inversión relevantes, así como por su política energética.

Adicionalmente, México registró en el 2019 la primera contracción en su economía en una década y el panorama no es alentador. Según una encuesta del banco central, el Producto Bruto Interno (PBI) caerá 8% este año.

Bajo ese escenario, los inversionistas extranjeros "están disminuyendo su exposición a México", además de que el país "tiene que pagar mucho más para continuar fondeándose en los mercados internacionales", añadió Jaime.

Por ejemplo, México emitió en abril US$ 2,500 millones con un rendimiento al vencimiento de 5%, mientras que Paraguay, con una calificación basura, emitió US$ 2,000 millones con una tasa de 4.95%.

Capacidad de pago

Las expectativas de una profunda recesión y de un fuerte deterioro en las finanzas públicas llegan bajo un contexto en el que el presidente, irónicamente, se niega a contratar más deuda, la cual ayudaría a frenar los efectos de la crisis.

Los inversionistas además creen que la nota soberana pronto podría seguir los pasos de la calificación de la petrolera estatal Pemex y verse relegada a territorio “basura”, forzando una venta masiva de bonos.

Lo que importa de la deuda es la capacidad de pago, si no creces, pues cualquier nivel de deuda es oneroso y creo que estamos en un problema de dinámica de deuda”, dijo Sergio Luna, director de estudios económicos de Citibanamex.

Si el denominador se nos cae tanto, pues al final de cuentas podemos terminar con una relación deuda/PBI más elevada”, agregó.

Según cálculos de BBVA, ese ratio podría elevarse en el 2020 hasta en 15 puntos porcentuales, para pasar del 44.7% del 2019 hasta 59.2% en el peor escenario, una cifra por arriba de la estimación de la Secretaría de Hacienda de 52.1%.

Anticipamos un panorama muy complicado para las finanzas públicas a partir de este año”, señala el informe de BBVA firmado por Arnulfo Rodríguez y Carlos Serrano.

La prevista fuerte contracción anual en la actividad económica será un factor muy determinante en dicho incremento (del ratio deuda/PBI) tanto por su impacto directo como por sus efectos indirectos a través de la recaudación tributaria”, concluyeron.

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