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Las grúas vuelven a girar en el cielo de Guildford, al suroeste de Londres, con la reanudación de la actividad en un sector inmobiliario británico que, duramente golpeado por el coronavirus, espera levantar cabeza impulsado por las ayudas estatales.
Muchas de las obras se paralizaron cuando el gobierno de Boris Johnson impuso el confinamiento el 23 de marzo, levantado ahora gradualmente.
En Guilden Park, en Guilford, la construcción de un nuevo complejo de alojamientos para estudiantes por 38 millones de libras (US$ 48 millones, 42 millones de euros) se detuvo durante casi cinco semanas.
Deben construir cuatro edificios de seis plantas, con un total de 533 habitaciones, pero aunque el ejecutivo permitió que algunas obras siguieran operando en Guilden Park se detuvo el trabajo un tiempo para garantizar la seguridad de 75 empleados.
"Todo el mundo entendió que no se trataba sólo de salud y seguridad, sino también de sus familias", dice el director del proyecto Barry Kerr.
Sala de aislamiento
Se introdujeron medidas como reducción del personal, un sistema de circulación unidireccional y aumento del número de comedores, vestuarios y lavabos.
Se escalonaron las horas de inicio y descanso y se impuso a los declarar a diario su estado de salud. También se creó una "sala de aislamiento" en caso de que alguien resultase infectado, pero ningún miembro del personal ha tenido que utilizarla de momento.
El constructor y sus subcontratistas recurrieron al sistema de protección de empleos establecido por el gobierno de Johnson para reducir sus efectivos durante el confinamiento sin despedir: el Estado paga hasta agosto la mayor parte del sueldo de los empleados parados que se mantengan en nómina.
"Creo que la compañía tomó la decisión correcta de cerrar temporalmente las obras hasta que pudiéramos asegurarnos de que estábamos cumpliendo con la normativa" marcada por las autoridades sanitarias, afirma Kerr.
Y reconoce que algunos de los anuncios fueron confusos: se autorizó que las obras continuasen en Inglaterra e Irlanda del Norte, pero se cerraron en Escocia.
Solo los pequeños promotores
El confinamiento provocó un colapso en la construcción en el Reino Unido en abril y mayo, pero datos publicados esta semana señalaron un repunte en junio.
Con las restricciones "cerraron al menos el 50% de las obras", afirma Gareth Belsham, director de la consultoría inmobiliaria Naismiths.
"Solo hubo pequeños promotores, principalmente promotores residenciales, que siguieron adelante en medio de todo eso. Pero ahora la construcción está volviendo y lo ha estado haciendo durante los últimos meses", agrega.
El confinamiento llegó en un momento en que el sector acababa apenas de superar la agitación económica provocada por la incertidumbre sobre el Brexit, que finalmente entró en vigor el 31 de enero.
“Nuestro sector, y supongo que la economía en general, nos hemos visto atrapados entre los efectos del Brexit y los del COVID-19”, afirma Kerr.
“Construir, construir, construir”
Johnson instó la semana pasada al país a "construir, construir, construir" para salir de la crisis gracias a incentivos públicos para crear o mejorar infraestructuras.
Y el miércoles, el ministro de Finanzas reforzó el mensaje con un paquete presupuestario de 30,000 millones de libras destinado a salvar puestos de trabajo y a impulsar la actividad económica.
"En general, en este momento, creo que el pronóstico para la construcción es muy positivo", afirma Andrew Southern, fundador de Southern Grove, que financia el proyecto de Guildford.
Su empresa desarrolla otros dos complejos estudiantiles en Loughborough y Nottingham, en el centro de Inglaterra.
"Creo que vamos a salir de esto más fuertes que nunca. Y creo que Boris Johnson hizo mucho hincapié en ello en su declaración sobre las infraestructuras, escuelas, carreteras y ferrocarriles, y creo que es lo correcto", agrega.
Pero Belsham sigue siendo escéptico sobre la concreción futura de los proyectos de infraestructuras estatales, especialmente cuando el Brexit impacte en la llegada de mano de obra extranjera, dice.