“La influencia del dinero ruso es muy importante en la política y en el ‘establishment’ británico y ha aumentado en los últimos 20 años”, dice el empresario y activista William Brodwder.
“La influencia del dinero ruso es muy importante en la política y en el ‘establishment’ británico y ha aumentado en los últimos 20 años”, dice el empresario y activista William Brodwder.

De las generosas donaciones a los grandes partidos hasta la concesión de títulos nobiliarios, la influencia del dinero ruso en la política británica despierta duras críticas tras la , reavivando los llamados a sanear las finanzas de las formaciones políticas.

“La influencia del dinero ruso es muy importante en la política y en el ‘establishment’ británico y ha aumentado en los últimos 20 años”, dice el empresario y activista William Brodwder.

Un informe parlamentario del 2020 alertaba que “varios miembros de la élite rusa cercanos a Putin han sido identificados entre los donantes a organizaciones benéficas y políticas en el Reino Unido”.

Se señala en particular al gubernamental Partido Conservador, acusado de indulgencia tras haber recibido según la oposición laborista casi dos millones de libras en donaciones de ricos rusos desde que Boris Johnson se convirtió en primer ministro en el 2019.

Entre estos donantes se encuentran Alexander Temerko, ex alto cargo del Ministerio de Defensa ruso y exdirigente del gigante petrolero Yukos, ahora crítico con el Kremlin, y Lubov Shernukhin, cuyo marido sirvió en el gabinete del presidente ruso antes de caer en desgracia.

La prensa británica describe a esta última como la mayor donante en la historia del Partido Conservador. Desde el 2012 ha transferido más de dos millones de libras a la formación.

También fue noticia cuando pagó decenas de miles de libras en una subasta para jugar al tenis con el exprimer ministro David Cameron y con el propio Johnson, y asistió a una velada con la exprimera ministra Theresa May.

Los laboristas también piden la dimisión del copresidente del Partido Conservador, Ben Elliot, encargado de su captación de fondos y causado de tener mantener vínculos con rusos adinerados a través de una empresa de conserjería para ultrarricos que cofundó, Quintessentially.

Detonante

Desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, ha corrido mucha tinta sobre el nombramiento vitalicio en el 2020 a la Cámara de los Lores -cámara alta del parlamento británico cuyos miembros no son electos sino designados mediante título nobiliario- de Evgeni Lebedev, amigo de Johnson e hijo del magnate y exespía ruso Alexander Lebedev.

Según el Sunday Times, Johnson asistió a fiestas en una lujosa propiedad de Lebedev en Italia. Sin embargo, este, al igual que Temerko, se ha pronunciado contra de la ofensiva rusa en Ucrania, y niega estar en la nómina del Kremlin.

Los conservadores afirman que todas sus donaciones están registradas, son legales y provienen de ciudadanos británicos naturalizados.

Acusan a los laboristas de hipocresía, diciendo que han recibido un millón de libras en donaciones de personas de origen ruso.

William Browder recuerda que el diputado laborista Lord Peter Goldsmith había aceptado, según documentos revelados por la prensa de la época, trabajar para un ruso afectado por las sanciones.

Y el miembro conservador de la Cámara de los Lores Greg Barker acaba de dimitir como presidente de EN+, un gigante minero cuyo mayor accionista es el oligarca ruso Oleg Deripaska.

“Es notable que algunos miembros de la Cámara de los Lores tengan intereses comerciales vinculados a Rusia o trabajen directamente para importantes empresas rusas vinculadas al Kremlin”, insiste el informe parlamentario del 2020.

También se refirió, aunque sin demostrarlo, a la influencia rusa en el voto a favor del Brexit, defendido entonces por el ahora primer ministro.

“Ser un donante ruso no significa que apoyes a Vladimir Putin, pero en un país como Rusia, donde la industria está vinculada al gobierno, realmente no puedes convertirte en un oligarca sin el apoyo del Kremlin”, señala Daniel Weiner, director del Centro Brennan de estudios gubernamentales y electorales de la Universidad de Nueva York.

Más categórico aún, Browder cree que, dado que Rusia es “una amenaza para la seguridad nacional”, las donaciones anteriores de los rusos deberían “verse con el mayor escepticismo y no debería haber más donaciones aceptadas por ningún partido de nadie relacionado con un gobierno extranjero”.

Cree que la guerra de Ucrania ha actuado como detonante para el gobierno británico, que parece haber acelerado sus medidas contra el dinero sucio en la política y los negocios.

“Putin ha obligado a todos a darse cuenta de que se trata de una cuestión de supervivencia para (nuestro) país”, afirma.