Organización Mundial del Comercio. (Foto: AFP)
Organización Mundial del Comercio. (Foto: AFP)

La Organización Mundial del Comercio (OMC) funciona a partir de hoy sin un liderazgo, con la duda de si conseguirá designar a un nuevo director general en las próximas semanas y el temor fundado de que EE.UU. lo impida y mantenga el boicot que ha ido reforzando desde que Donald Trump llegó al poder.

El diplomático brasileño, Roberto Azevêdo, dejó ayer su cargo de director general, un año antes de completar su segundo mandato, dejando vacío el puesto para el que se han presentado ocho candidatos de los más diversos países.

La tarea se anuncia ardua y plagada de obstáculos, de los cuales el mayor será el boicot al que el Gobierno de Trump tiene sometida a la OMC desde 2017 y que ha ido a mayores, llegando a la amenaza de EE.UU. de abandonar la organización.

Los propios países miembros tienen su parte de responsabilidad en la incapacidad que ha mostrado la OMC en ir hacia adelante, como lo demuestra el hecho de no haber conseguido ponerse de acuerdo para que uno de sus cuatro directores generales adjuntos asumiera interinamente las riendas de la institución.

Por esta razón, a partir de hoy y hasta una fecha que nadie puede garantizar, la marcha de la OMC dependerá de los cuatro (de nacionalidades alemana, china, estadounidense y nigeriana), que serán los responsables de las decisiones en sus respectivas áreas.

Del lado del proceso de elección, los aspirantes a suceder a Azevêdo son: Yoo Myung Hee (Corea del Sur), Mohammad Maziad Al-Tuwaijri (Arabia Saudí), Abdel-Hamid Mamdouh (Egipto), Amina Mohamed (Kenia), Jesús Seade Kuri (México), Tudor Ulianovschi (Moldavia), Ngozi Okonjo-Iweala (Nigeria) y Liam Fox (Reino Unido).

Ellos han dedicado las últimas semanas a hacer campaña, intentando convencer a los Gobiernos de sus respectivas regiones y a algunos países claves de otras que les apoyen.

Las campañas se darán por concluidas el próximo día 6 para que a partir de la próxima semana empiecen las consultas confidenciales de la llamada “Troika” con las delegaciones diplomáticas de los 164 Estados miembros.

En esas consultas los países tienen que expresar tres preferencias (sin orden de prioridad) para establecer a partir de esa información los tres de los ocho candidatos con menos apoyos. A ellos se les invitará a retirarse de la contienda.

La “Troika” está compuesta por los presidentes del Consejo General de la OMC (órgano de decisión que reúne a todos los países miembros), del Órgano de Solución de Dispuestas y del Órgano de Examen de Políticas Comerciales.

Con cinco en liza en la segunda fase se repite el procedimiento y se elimina a tres candidatos adicionales, quedando los dos finalistas, entre quienes se tiene que elegir en un plazo que expira el 7 de noviembre.

Este plazo coincide prácticamente con el de las elecciones en EE.UU. (3 de noviembre), por lo que muchos creen que no se respetará y que a partir de allí todo dependerá de sus resultados.

Lo mejor sería esperar los resultados y tratar de alcanzar un consenso con la Administración ganadora”, opinó para Efe el expresidente del Órgano de Apelación de la OMC y catedrático, Ricardo Ramírez.

Fuentes de la OMC ven un futuro muy negro para la organización si Trump es reelegido e incluso temen por su viabilidad.

Ramírez es más positivo en este sentido: “Creo que si gana Trump podría estar interesado en la OMC, porque sin ella sería la ley de la jungla y no creo que esto le convenga a EE.UU., ni siquiera en el escenario más proteccionista”.

Según observadores internos del proceso de selección del futuro director general, lo más probable es que en la primera fase los candidatos saudí, británico y coreana caigan.

Enseguida, los que menos posibilidades tienen de seguir en la carrera serían el de Egipto y Moldavia, lo que probablemente dejaría a las dos candidatas africanas y al de México como las opciones finales.

Entre las delegaciones, el mexicano Seade “es percibido como el candidato de EE.UU.”, al tiempo que se le reconocen sus aptitudes para el puesto, en particular su conocimiento del trabajo de la OMC.

Su campaña ha sido muy activa, a pesar de las restricciones impuestas por la COVID ha hecho varios viajes y realizado una campaña para la que no ha contado con el apoyo de su Gobierno, pero que le ha atraído el apoyo de una buena parte de Latinoamérica.

No obstante, ser de la misma región que Azevêdo le quita punto, que ganan las dos candidatas de Africa, único continente que nunca ha tenido un director general de la OMC en sus veinticinco años de existencia.

A esa aparente ventaja se agrega la de ser mujeres en momentos en que todas las organizaciones multilaterales intentan cubrir la brecha de género, pero Okonjo-Iweala tiene desventaja porque no se percibe que tenga la experiencia necesaria en comercio internacional.

Por todo ello, Amina Mohamed, exministra de Asuntos Exteriores de Kenia y exembajadora ante la OMC, ha partido como la favorita y semanas después mantiene esa ventaja psicológica en su segunda tentativa por convertirse en directora general de la organización.

Africana, mujer y con experiencia, la presentación que ella misma hizo de su candidatura ante los países fue considerada satisfactoria, a lo que se suma el apoyo que le han manifestado varios países europeos

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