La deuda, arrastrada de anteriores gobiernos y acrecentada en los últimos años, se ha visto agravada por la pandemia, que ha tenido consecuencias sociales graves a efectos de empleo y pobreza. (Foto: iStock)
La deuda, arrastrada de anteriores gobiernos y acrecentada en los últimos años, se ha visto agravada por la pandemia, que ha tenido consecuencias sociales graves a efectos de empleo y pobreza. (Foto: iStock)

El ganador de los comicios de este domingo en Ecuador heredará una economía en crisis debido a la pandemia del coronavirus y a una deuda nacional atada, entre otros, a un pacto con el Fondo Monetario Internacional () cuyo futuro dependerá del próximo presidente.

Con un decrecimiento de la economía de entre 7% y 9%, y una inflación negativa (deflación) de 1.5% al cerrar el 2020, la economía ecuatoriana vive desde el 2018 una de sus peores crisis, reforzada por el impacto de la pandemia del coronavirus, que está pasando una factura abultada al erario nacional.

Además, con una deuda pública agregada que supera los US$ 60,000 millones, que hipotecará dentro de un año una parte consistente del presupuesto nacional.

Tapando agujeros

La deuda, arrastrada de anteriores gobiernos y acrecentada en los últimos años, se ha visto agravada por la pandemia, que ha tenido consecuencias sociales graves a efectos de empleo y pobreza.

El empleo es otro marasmo que deberá encarar el próximo gobernante, pues el pleno empleo ha bajado a menos del 33% de la Población Económicamente Activa (PEA), una de las cifras más bajas de los últimos 30 años en el país.

En el 2017, cuando empezó la administración de Lenín Moreno, ese indicador ascendía a 50%, lo que supone una precarización de las condiciones laborales en los últimos cuatro años producto de una crisis que ya había comenzado hacia finales del 2018.

Las últimas cifras oficiales disponibles sobre empleo en Ecuador señalan que el subempleo (empleo precario) se ubicó en octubre pasado en 23.4% y el desempleo en 6.6%.

Sin embargo, las estimaciones, después del duro impacto que supuso la pandemia del coronavirus, sugieren un crecimiento del 3% en este 2021, cifra que analistas como Pablo Dávalos considera “muy leve” para el deterioro económico en general que ha sufrido el país.

El precio del petróleo, que el año pasado incluso llegó a valores de US$ 14 el barril, se ha recuperado a cotizaciones hasta sobre los US$ 40, lo que representa un alivio para la economía ecuatoriana, que depende en mucho de las exportaciones de crudo.

Asimismo, los buenos valores en las exportaciones de otros productos ecuatorianos como el camarón, las flores, el cacao y las bananas, entre otros, han aliviado las estadísticas macroeconómicas del país.

Las exportaciones ecuatorianas, en general, no tuvieron el impacto devastador de otros sectores, pues se estima que las ventas al exterior, sin contar el petróleo, el año pasado alcanzaron un crecimiento de 11%, respecto al 2019.

El Banco Central incluso estima que las exportaciones totales, sumadas petroleras y no petroleras, alcanzarán un crecimiento de 3.1% en el 2021.

No obstante, la situación a futuro depende de quién resulte vencedor en las elecciones del próximo domingo, opinó Dávalos, tras señalar que sólo un candidato, de los tres que se presentan con mayores posibilidades, se siente cómodo con el acuerdo alcanzado por Moreno con el FMI, que entre el 2020 y 2021 está inyectando más de US$ 6,500 millones para tapar el agujero fiscal.

Los otros dos, Andrés Arauz y Yaku Pérez, ya han adelantado que, en caso de ganar, confrontarán con el Fondo Monetario y sus condiciones.

Para Dávalos, Moreno “deja muy comprometido al próximo gobierno y no le deja la ‘mesa servida’, pues hay mucha vulnerabilidad social y económica”.

Ello a pesar de que el mandatario aseguraba recientemente que dejará “las cuentas en orden” y no cómo las heredó de su predecesor, Rafael Correa (2007-2017).

Dos visiones económicas

Sin embargo, “gane quien gane, el país tiene posibilidades de salir” adelante, gracias a una muy probable recuperación de las exportaciones y por las iniciativas sociales que han surgido tras la pandemia y que buscan “mejorar la situación de la gente”, añadió el académico.

Proyectos como la “renta básica”, que se tramita en la Asamblea, representan un alivio para la deteriorada economía de la gente de a pie, que ha tenido que encarar directamente a la crisis y a la pandemia.

“Hay expectativas positivas, hay posibilidades de recuperación”, aunque “todo depende de quién gane” en los comicios del próximo domingo, reiteró Dávalos.

Para él, el candidato Lasso representaría “la continuidad de Moreno” y los otros una “confrontación” con ese esquema.

Y es que el primero, seguramente, mantendrá la desinversión del Estado, promoverá la inversión privada y auspiciará reformas laborales y fiscales para mejorar los indicadores macroeconómicos y cumplir los compromisos con los organismos multilaterales.

Los otros dos aspirantes con mayores posibilidades tendrán que confrontar con el FMI, algo que ya ha pasado en el país y que se desenvolvió sin traumas en el 2005, según recordó el analista.