A través de una investigación, la escritora Pen Vogler recurrió a la literatura o a libros de cocina para evaluar esta relación entre cocina y sociedad desde la invasión normanda en 1066. (Foto: Difusión)
A través de una investigación, la escritora Pen Vogler recurrió a la literatura o a libros de cocina para evaluar esta relación entre cocina y sociedad desde la invasión normanda en 1066. (Foto: Difusión)

Libros célebres de Charles Dickens o Jane Austen, programas como “Arriba y abajo” o filmes como “Mi bella dama” retrataron la entonces rígida división británica en clases, pero ahora un nuevo libro profundiza en la relación entre la comida y los grupos sociales en la historia del Reino Unido.

Este vínculo es abordado por la escritora Pen Vogler en un libro que acaba de publicar, titulado “Scoff. A History of Food and Class in Britain”, en el que relata de manera amena comidas, palabras, modales culinarios y hasta los horarios de la cena de las diferentes clases sociales en distintas épocas históricas.

Vogler, cuyo libro publica la editorial Atlantic, es una historiadora famosa por haber contado en otros textos lo que comían, y cómo, prestigiosos escritores del pasado, y en esta ocasión relata el origen de algunos hábitos de comida de los británicos y cómo en muchos casos estaban cargados de prejuicios de clases.

La comida y las clases desde la invasión normanda

A través de una investigación, la escritora recurrió a la literatura o a libros de cocina para evaluar esta relación entre cocina y sociedad desde la invasión normanda en 1066.

“La corte y la aristocracia han tenido una poderosa influencia desde la invasión normanda y las peleas por la posición social en la Revolución Industrial sentaron la base sobre la forma en que hoy pensamos sobre las clases sociales”, contó Vogler.

Si bien hay políticos que insisten en que esta “guerra de clase” está acabada y que los jóvenes piensan que la clase social ya no importa, “nuestras suposiciones hoy sobre quién come qué muestran que la clase social es todavía una poderosa influencia”, añadió.

Todos los periodos históricos del país están plagados de esta diferencia entre lo que comían los de “arriba” y los de “abajo”.

Así, la población británica sin recursos estaba acostumbrada hace siglos a una monótona dieta de tocino, pan y queso, “si tenían suerte”, y verduras como repollo y cebolla, pero la división más pronunciada se remonta a los tiempos medievales cuando las familias dominantes comían pavo real o cisne, explicó Vogle.

“La división era igual de pronunciada si uno era un trabajador en tiempos victorianos que anhelaba pan blanco mientras otras familias comían carne de vacuno asada”, resaltó.

Esa división, según ella, también está presente si un escolar va hoy a clase con hambre mientras sus vecinos comen bien.

Las comidas y los modales

De acuerdo con la escritora, la comida de las clases privilegiadas durante siglos era francesa, pero este ya no es el caso en el siglo XXI, dado que el Reino Unido está muy influenciado por platos y recetas de todas partes del mundo.

Así como los modales en la mesa diferenciaban a la sociedad, el horario de la comida principal también. Las clases altas fueron retrasando la “cena” cada vez más en los distintos periodos históricos, para diferenciarse de los grupos menos pudientes.

Con el tiempo la “cena” llegó a retrasarse hasta ocho horas -en su día era hacia el mediodía- puesto que las “clases altas fueron comiendo más y más tarde para distanciarse de las molestas clases medias. Y las clases medias retrasaban la comida más y más para emularlas”, según uno de los extractos del libro.

Este retraso es un ejemplo, según la historiadora, de “la lucha de los diferentes grupos socio-económicos por la identidad”.

“La gente que estaba en lo más alto de la estructura social estaba permanentemente cambiando a fin de impedir que las (clases) medias, que tenían aspiraciones, pudieran imitarles y, por lo tanto, unirse a ellas”, explicó Vogler.

En los tiempos de los Tudor -siglos XV y XVII-, cuánto más cerca estaba un comensal del extremo de la mesa, donde se sentaban los privilegiados, más variedad de comida tenía a su disposición.

Entre otras cosas, la escritora cuenta que el uso del tenedor se popularizó hacia el siglo XVII porque la mayoría de la gente utilizaba solo cuchillo, cuchara y pan para comer. Es por eso que hoy día el plato del pan “se coloca en la posición del tenedor, a la izquierda del plato” principal.