(Foto: AFP)
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El magnate Jeff Bezos cumplió el martes su viejo sueño de ir al espacio y abrir una puerta al turismo de alturas, posiblemente la próxima misión del hombre que construyó uno de los mayores imperios empresariales de la Tierra.

A sus 57 años, Bezos salió de los confines de la Tierra durante varios minutos el martes a bordo de la nave New Shepard, fabricada por , una empresa de su propiedad fundada en el 2000.

El viaje exprés a más de 100 km del suelo terrestre se realizó apenas dos semanas después de dejar el cargo de director general de Amazon, una empresa que en 27 años pasó de ser un emprendimiento montado en un garaje para vender libros a una corporación en expansión valorada en US$ 1.8 billones en la bolsa de Nueva York.

En la hazaña lo acompañaron su hermano Mark, además de la exaviadora Wally Funk y el holandés Oliver Daemenen, que a sus 82 y 18 años de edad, respectivamente, pasan a ser la persona más vieja y la más joven en llegar al espacio.

Con la mirada en las estrellas pero los pies en la tierra, Jeffrey Preston Bezos, sigue vinculado al grupo del que posee cerca del 10% de las acciones como presidente ejecutivo.

Propietario además del diario The Washington Post y con una fortuna estimada por Forbes en US$ 210,000 millones, Jeff Bezos logró permanecer en el círculo de los multimillonarios a pesar de su costoso divorcio en el 2019 de MacKenzie Scott, con quien se había casado 25 años antes y tuvo cuatro hijos.

Más bien discreto hasta ese momento, el divorcio lo puso en las páginas de la prensa rosa, en medio de un megaescándalo entre cuyos ingredientes no faltaban la conspiración, el chantaje, una amante y unas fotos sensibles, en un contexto de enemistad pública con el entonces presidente de Estados Unidos, el republicano .

Vida privada

Amenazado, según él, con hacer públicas las fotos por el National Enquirer, un tabloide cercano a Trump, no dudó en contraatacar revelando públicamente el romance, exponiendo su vida y dando detalles de las fotos que el semanario amenazó con publicar.

Bezos, conocido por sus estruendosas risas que a menudo dan la imagen de un hombre sencillo a pesar de su fortuna, mostró en aquel momento lo que le permitió hacer de Amazon una de las empresas más grandes del mundo: un carácter fuerte y una determinación inquebrantable.

Fascinado por internet, lanzó Amazon en 1994 después de haber estudiado en Florida en la prestigiosa Universidad de Princeton y haber pasado varios años en Wall Street.

La empresa, fundada con la ayuda financiera de sus padres, era solo una plataforma para vender libros en línea que a menudo tenía números rojos.

Hoy es un gigante que domina el comercio electrónico, la computación remota (“cloud”) y los asistentes de voz conectados cuyo logotipo, una flecha amarilla en forma de sonrisa bajo la marca Amazon, se puede ver en cajas por ciudades de todo el mundo.

Bezos “fue un pionero que implementó muchos servicios que la gente hoy considera normales, desde la tienda en línea hasta pedir un producto para recibir al día siguiente”, comenta Darrell West, investigador del Centro de Innovación Tecnológica de Brookings Institution.

Al multimillonario le gusta recordar sus orígenes humildes: nacido de una madre adolescente en Albuquerque, Nuevo México, y adoptado a los cuatro años por Miguel Bezos, un inmigrante cubano.

“Instinto”

“Bezos tuvo el instinto” de apostar por los avances del mercado, subraya por su parte Roger Kay, analista de Endpoint Technologies Associates.

Pero las críticas le han llovido por sus métodos --entre ellos el de bajar al máximo los precios--, que a menudo levantan grandes polvaredas, al punto de ser apodado el “agitador en jefe”.

también es visto como una aplanadora de la competencia e incluso de las condiciones laborales de sus propios empleados, después de haber hecho todo lo posible para evitar la creación de un sindicato en Alabama en abril.

El grupo también es objeto de una investigación de las autoridades de la libre competencia de Estados Unidos por comercializar sus propios productos en su plataforma mientras establece las reglas para el resto de las empresas que venden allí.

Como la cereza del pastel, Bezos fue acusado recientemente por la organización independiente ProPublica, junto con los multimillonarios , Carl Icahn y George Soros, de no haber pagado impuestos federales durante varios años gracias a los sistemas de optimización fiscal.

Eso de inmediato relanzó el debate sobre la fiscalidad de los más ricos, los grandes ganadores de la pandemia.