(Foto: Reuters)
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En momentos en que el gobierno de Donald Trump intenta idear formas de mantener a los extranjeros talentosos fuera de Estados Unidos, Japón está tratando de atraerlos. Pero está teniendo problemas para hacer que lleguen al país.

Mucha gente piensa en Japón como un país aislado, pero en realidad eso no es cierto. La cantidad de extranjeros que viven en Japón ha aumentado mucho en los últimos años:

La mayoría de estos extranjeros son residentes temporales, tales como trabajadores invitados traídos con visas de "pasante técnico" y estudiantes internacionales que trabajan mientras terminan sus estudios.

Algunos regresarán a sus países de origen mientras nuevos trabajadores temporales llegan a la nación. Otros se quedarán, en especial aquellos que se casan con japoneses y se radican en el país.

Pero el gobierno del primer ministro Shinzo Abe no está satisfecho con dejar entrar a empleados de tiendas de conveniencia y a cocineros de comida rápida para aliviar la escasez de mano de obra creada por el envejecimiento de la población.

Quiere una inmigración más calificada: ingenieros, empresarios, investigadores, gerentes y profesionales.

Para atraer el talento global, el gobierno de Japón ha seguido el ejemplo de países como Canadá e introdujo un sistema de inmigración basado en puntos.

Los títulos de mayor grado, las habilidades idiomáticas, la experiencia laboral y otras calificaciones se suman y un puntaje alto puede ayudar a los trabajadores extranjeros a obtener la residencia permanente, el equivalente a la ”Green Card” de Estados Unidos, en tan solo un año.

El gobierno ha llegado a jactarse de que tiene el sistema de residencia permanente más rápido del mundo. Después de eso, se necesitan cinco años de residencia y otro año más o menos de trámites para convertirse en ciudadano de Japón.

Entonces, para los trabajadores calificados, Japón está ahora entre los países ricos a los que es más fácil mudarse. Solo hay un problema: los trabajadores calificados no llegan. Según el Centro de Competitividad Mundial de IMD, Japón es el país asiático menos atractivo para el talento extranjero:

Es un poco bochornoso ser derrotado como destino de trabajo por países donde millones de personas mueren cada año por la contaminación atmosférica, o donde líderes locos llevan a cabo miles de condenas a muerte extrajudiciales.

Japón es un lugar maravilloso para vivir: es limpio, seguro y amigable, tiene una gran infraestructura y excelente comida, hay un millón de cosas divertidas que hacer y la vivienda promedio es realmente más grande que en Alemania o el Reino Unido. ¿Por qué la gente talentosa no querría mudarse a Japón?

Una razón es el idioma. Cuando hablé con Tim Eustace, fundador de la firma de reclutamiento con sede en Tokio Next Step, este fue el primer problema que mencionó.

Aunque Japón tiene muchos letreros en inglés en las calles y estaciones de trenes, las empresas y la educación funcionan exclusivamente en japonés.

Eustace cree que muchos de los mejores trabajadores internacionales en áreas como finanzas y tecnología esperan poder enviar a sus hijos a escuelas de habla inglesa y hablar inglés en el trabajo al menos algunas veces.

Probablemente eso no suceda pronto: el dominio del inglés en Japón nunca ha sido bueno y los líderes del país son comprensiblemente reacios a ver su idioma relegado a un papel secundario. Pero Eustace mencionó un segundo factor importante: el equilibrio vida-trabajo.

Las empresas japonesas son famosas por hacer que los empleados trabajen durante muchas horas, a menudo improductivas. Las cosas están mejorando en el gobierno de Abe, pero se necesita hacer más.

Deben fortalecerse los sistemas para permitir que los empleados se lleven su trabajo a casa, lo que es especialmente importante para ingenieros y profesionales que pueden hacer algunos de sus mejores trabajos solos.

Más allá de eso, una cultura corporativa que valore el producto y los resultados en lugar de la entrada y el esfuerzo visible es esencial para el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Algunas compañías japonesas, como el fabricante de bocadillos Calbee, ya han cambiado a esta cultura corporativa más efectiva, pero tales transformaciones son difíciles y muchas empresas siguen pegadas a las viejas formas ineficientes.

Los salarios japoneses probablemente también son poco atractivos para los trabajadores extranjeros talentosos. Dado que muchas empresas japonesas todavía contratan trabajadores recién salidos de la universidad y los retienen por el resto de sus carreras, los sueldos iniciales suelen ser bastante bajos.

La razón es que los trabajadores pueden esperar que su salario aumente sin problemas a lo largo de sus carreras.

Pero los trabajadores extranjeros capacitados probablemente no estén tan interesados en quedarse en una compañía durante tres o cuatro décadas: están acostumbrados al sistema internacional de promoción profesional mediante el cambio de trabajo.

En Japón, sin embargo, la contratación a mitad de la carrera profesional es relativamente rara y el pago basado en la antigüedad hace que sea más difícil obtener un gran aumento cambiando de compañía.

En otras palabras, la verdadera razón por la cual Japón no es tan atractivo para los inmigrantes calificados es exactamente la misma que está en la raíz de muchos de sus demás problemas: un sistema corporativo rígido e inflexible.

Esa cultura está cambiando lentamente y el país probablemente debería hacer un mejor trabajo publicitando las compañías que usan técnicas de administración modernas.

Pero hasta que los cambios alcancen un porcentaje mayor del sistema japonés, el país tendrá problemas para atraer a los mejores y más brillantes.

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