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Para los inversionistas que intentan tener en cuenta asuntos ambientales, sociales y de gobierno, parece que la mejor respuesta era adoptar una versión de la oración de San Agustín: "Señor, purifica mi estrategia, pero no muy rápido". Siempre que surge el tema de la selección responsable de acciones, también surge la sospecha de que hacerlo conlleva costos considerables.

Un estudio publicado por Amundi SA, el mayor gestor de dinero de Europa, con 1.5 billones de euros (US$ 1.7 billones) en activos, sugiere que los primeros participantes en inversión responsable estaban en desventaja, pero la marea está cambiando a favor de los virtuosos.

Analistas del gestor de dinero, con sede en París, tomaron acciones de varios índices de MSCI y aplicaron sus propios indicadores de ambiente, sociedad y gobierno para dividir a los componentes en cinco grupos. La investigación muestra que haber estado a la vanguardia de la multitud inversionista responsable en los últimos años sí tuvo un precio, pero eso está cambiando.

En la zona euro, Amundi calcula que los inversionistas que hubiesen comprado acciones en el 20% superior del indicador de responsabilidad y vendieran las del 20% inferior habrían sufrido una perdida anualizada total de 1.2% entre el 2010 y 2013. La misma estrategia, pero entre el 2014 y 2017, habría generado un retorno anualizado positivo de 6.6%.

En cuanto a los valores estadounidenses, comprar las acciones más sólidas y vender las peores entre el 2014 y 2017 habría producido un retorno anualizado de 3.3%. Entre el 2010 y 2013, la estrategia habría costado a los inversionistas 2.7% al año.

¿Cómo se explican la discrepancia entre los retornos de la inversión responsable en los diferentes periodos y el mejor rendimiento de la región euro en los últimos años? La mejor respuesta puede ser el efecto tendencia.

Cuando las estrategias de inversión responsable reciben más dinero, las compañías con los mejores puntajes atraen más inversión, mientras que las que menos se ajustan son evadidas, y los movimientos se refuerzan a sí mismos. Europa ha liderado la inversión socialmente responsable, pero otras regiones la están alcanzando rápidamente.

Si la tendencia continúa, el impulso podría estar a favor de los justos, y los inversionistas podrán hablar del efecto positivo de las buenas acciones en los rendimientos.

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