(Foto: AFP)
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Confinadas en establos con aire acondicionado en medio del desierto, las vacas de la granja de Baladna ilustran por sí solas la estrategia de Catar para resistir a lo que califica de "bloqueo" económico de sus vecinos del Golfo.

En los establos, las vacas se refrescan gracias a ventiladores gigantes. Y cuando se desplazan desde el lugar donde se alimentan hasta la zona de ordeño, pasan bajo unos pulverizadores que las rocían con una espuma ligera.

"Nos hemos comprometido a proporcionar a Catar un aprovisionamiento fresco y regular de productos lácteos", explica Ramez al Jayat, vicepresidente de Baladna.

Esta granja, a 55 km al norte de Doha, partió de cero y ahora suministra más del 90% de las necesidades del país en productos lácteos frescos.

Con la repentina interrupción hace dos años de las importaciones de alimentos de Arabia Saudita, los estantes de los supermercados de fueron tomados de asalto, obligando al país a reaccionar para garantizar la seguridad alimentaria.

Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones con Catar en junio del 2017 y le impusieron sanciones económicas. Le acusan de apoyar a los grupos islamistas y de mantener lazos con Irán. Doha lo niega.

El embargo incluye la prohibición para los aviones de Catar de sobrevolar el espacio aéreo de los cuatro países, el cierre de las rutas terrestres y la suspensión del comercio.

El emirato, rico en gas, se gastó la cuarta parte de sus reservas financieras en la estabilización de la economía e importó cientos de vacas Holstein para hacer frente a la escasez de productos lácteos.

“Gran interés”

Esta semana, Baladna concluirá la venta del 75% de sus acciones en la Bolsa de Doha, lo que permitirá a los inversores cataríes, grandes y pequeños, poseer una parte de este símbolo de "la resistencia" al embargo.

Inicialmente, las acciones solo se ofrecerán a particulares y a las empresas de Catar y Baladna espera recaudar unos US$ 390 millones.

Los extranjeros podrán adquirir hasta el 49% de las acciones en una fecha posterior que aún no se ha fijado.

El dinero captado en Bolsa hará que la compañía sea "más sostenible, incluso para el futuro, cuando se alivie el bloqueo ilegal", declara Jayat.

Como por el momento no hay visos de aligeramiento de las sanciones, Baladna ha optado por diversificar los productos y desde hace unos meses propone zumos, quesos y yogures. Catar, con 2.7 millones de habitantes, ha recurrido a países como Turquía, Irán y Marruecos para la importación de alimentos.

"Hay un gran interés por parte de los inversores estratégicos -adquirieron el 23% de las acciones-", afirma una fuente conocedora de la operación bursátil.

Entre estos inversores figuran el fondo de pensiones del gobierno y una filial del fondo soberano que comprarán el 10% y el 5% de las acciones respectivamente.

El ministerio de Industria tendrá una "minoría de bloqueo" que le permitirá nombrar directivos y vetar ciertas decisiones. Los fundadores de Baladna controlarán la cuarta parte del capital que no sale a Bolsa.

Buena perspectiva

La compañía espera que el 52% restante de las acciones se agote en los últimos días del período de compra que termina 7 de noviembre.

Los pronósticos de crecimiento de la compañía aportan una perspectiva interesante, afirma Raghu Mandagolathur, analista del Centro Financiero de Kuwait.

"Las políticas gubernamentales de apoyo deberían favorecer a la compañía respecto a sus competidores", añade Raghu, refiriéndose por ejemplo a los terrenos subvencionados puestos a disposición de Baladna.

Esta salida a Bolsa es la única oferta local de este año y llegó precedida de múltiples anuncios publicitarios.

En anuncios en YouTube se veía el ganado transportado en aviones de carga de Qatar Airways hasta los establos en el desierto.

Las primeras 165 vacas llegaron por avión el 11 de julio del 2017 y ahora hay 18,000 cabezas.

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