(Foto: AFP)
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La mayoría de habitantes y visitantes de prefieren pasar el fin de semana en las terrazas, pero unos cuantos optan por deambular por la ciudad buscando las fachadas blancas y los balcones redondeados de la escuela

Esta escuela de diseño y arquitectura fundada en 1919 en Weimar, en el este de Alemania, por Walter Gropius, celebra sus 100 años. La Bauhaus se ha dispersado por todo el mundo y continúa ejerciendo su influencia.

Muchos israelíes lo ignoran pero, en aquella época, Tel Aviv, su capital económica y cultural, entonces en pleno desarrollo, aportó un terreno privilegiado para poner en práctica el principio básico del movimiento Bauhaus: que la función prime sobre la forma, lo que supuso una ruptura con el pasado.

La metrópolis mediterránea cuenta con el mayor número de edificios de este estilo del mundo, 4,000 inmuebles en total, toda una singularidad, junto con otras expresiones del movimiento moderno, que contribuyó a que la "Ciudad Blanca" fuera declarada patrimonio mundial de la Humanidad por la

Formas depuradas

Tel Aviv constituye "un ejemplo notable a gran escala de las ideas de planificación urbana de la primera parte del siglo XX" y la "representación sintética de algunas de las tendencias más importantes del movimiento moderno en arquitectura", adaptada a las condiciones climáticas y a las tradiciones locales, según la Unesco.

Llegados desde Alemania, Austria, Suiza o Suecia, una treintena de turistas descubren, durante una visita organizada por el Centro Bauhaus, cómo a 4,000 km de Weimar, los arquitectos quisieron dar prioridad a la funcionalidad antes que a la estética, recurriendo a materiales nuevos como el acero o el hormigón armado para crear unos edificios de formas depuradas.

Micha Gross, un psicólogo suizo amante de la arquitectura, creó el Centro Bauhaus hace veinte años con su esposa y un amigo para promover el patrimonio urbano de la ciudad.

"En aquella época, eso no le interesaba a nadie", recuerda.

La Bauhaus, que aspira a crear objetos y edificios de diseño accesible para todas las clases sociales, dio forma a Tel Aviv.

Muchos de los urbanistas de esta ciudad, fundada en 1909, eran arquitectos judíos que habían estudiado o trabajado en Europa y que huyeron del nazismo.

En los años 1930, en pleno desarrollo de Tel Aviv para recibir a los migrantes judíos, construyeron 4,000 inmuebles de formas geométricas, con fachadas lisas y blancas.

Bajo el sol del Mediterráneo, lejos del clima frío de Alemania, redujeron las superficies de vidrio e incorporaron balcones para captar las brisas marinas.

El punto culminante de la visita es la espléndida plaza Dizengoff, con su fuente y sus cafeterías, rodeadas de majestuosos edificios Bauhaus, como el hotel Cinema, de un blanco impoluto.

Según Micha Gross, el interés por el urbanismo de la ciudad ha aumentado considerablemente y el Centro Bauhaus ha triplicado sus visitas en unos años.

"Tesoro arquitectónico"

Aun así, este "tesoro arquitectónico" solo atrae a un tipo de visitante muy específico, según Gross, y Tel Aviv continúa estando más asociado a sus playas y a sus noches festivas.

"Sin embargo, no es únicamente una ciudad de playa", comentan Katell Piboules y Yann Becouary, dos turistas franceses, que recorren la ciudad mapa en mano, con los edificios de la Bauhaus marcados.

Y aunque se muestran entusiasmados, también reconocen que las fachadas de algunos edificios están en muy mal estado.

"Mantener y restaurar esos edificios es complicado", justifica Micha Gross, que explica que hacen falta entre ocho y diez años para restaurar un edificio de la Bauhaus.

Además, la mayoría pertenece al parque privado de viviendas, por lo que las reformas dependen de los propietarios, que no perciben ayudas del ayuntamiento.

"Utopía"

En el 2015, para conservar el patrimonio de la Ciudad Blanca, el ayuntamiento de Tel Aviv creó el White City Center (WCC) en colaboración con el gobierno alemán.

El centro cuenta con un laboratorio de investigación y organiza actividades para sensibilizar al público con el medio urbano.

Golan Yaron, arquitecta y responsable de las exposiciones del WCC, destaca que en Tel Aviv también se encuentran edificios de otras corrientes y que todos ellos transpiran la "utopía".

Los urbanistas de la ciudad se adherían en su mayoría al ideal socialista del movimiento sionista y veían en esta ciudad la esperanza de una sociedad nueva, explica Golan Yaron, para quien Tel Aviv "es la expresión física del sionismo".