(Foto: EFE)
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Los llegaron hace casi un año adispuestos a traer una solución a la caótica movilidad de grandes ciudades como Sao Paulo o Rio de Janeiro. Sin embargo, la falta de regulación y de experiencia de los usuarios han traído a las urbes graves problemas de seguridad.

Entre agosto y finales del año pasado, los patinetes eléctricos aparecieron en muchas ciudades brasileñas y, aunque al principio fueron recibidos con extrañeza, enseguida se integraron a la perfección en paisajes como la emblemática playa de Copacabana, en Rio de Janeiro, o la Avenida Paulista, centro financiero de Sao Paulo.

Mauricio Vieira, de 45 años, empezó con el patinete en diciembre del año pasado, cuando llegó a Rio de Janeiro. Lo usa como medio de transporte gracias a su "rapidez y movilidad", aunque apunta que "hay que ir con cuidado porque es un poco peligroso".

Lo cierto es que el patinete llegó por sorpresa tanto para quien debía regularlos como para los que comenzaron a utilizarlos por cualquier vía de la ciudad, a una velocidad de antojo y, en la inmensa mayoría de los casos, sin el uso del casco.

Paulo Silva, que es traumatólogo y trabaja en el Hospital Sao Lucas, en Copacabana, apuntó que mientras no exista una regulación firme, el patinete "no es un medio de transporte seguro".

En la clínica donde trabaja, atienden una media de 80 accidentes causados por patinete al mes y, aunque la mayoría son casos de torceduras o hematomas, también se producen lesiones más graves como traumas en la cara y en el cráneo.

El hospital 9 de Julio, próximo a la Avenida Paulista, en Sao Paulo, también informó que durante el último mes ha recibido una media de diez víctimas de accidente con patinete eléctrico cada fin de semana, dos de los cuales fueron de gravedad.

Según Silva, las causas principales son choques contra coches o motos y caídas por desniveles en la calzada, a lo que hay que sumar la falta de precaución del usuario y el no uso del casco.

Después de diez meses de circulación sin ley en dos de las "junglas de asfalto" más feroces de Latinoamérica, los principales agentes involucrados han comenzado a intentar echar el freno a los patinetes.

En Río de Janeiro, una de las compañías que ofrecía el servicio de alquiler, Tembici, decidió el pasado mes de mayo suspenderlo temporalmente para estudiar las "especificidades del tráfico y de las vías públicas" y poder garantizar la seguridad del usuario.

La empresa explicó que el patinete es "un modelo de movilidad sustentable" pero reconoció que, actualmente, "no es seguro".

En el caso de Sao Paulo, la ciudad más grande de , con unos 20 millones de habitantes contando su área metropolitana, ha sido la primera del país en lanzar un decreto específico para la regulación de este transporte.

Se trata de un polémico marco legal que entra en vigor este miércoles y ya ha sido cuestionado por la principal empresa que debe cumplirlo.

El texto prohíbe al usuario montar en patinete por la acera y limita su uso a carriles bici o vías de la calzada con límite de velocidad de máximo 40 kilómetros por hora.

"(El patinete) nos puede ayudar mucho en la cuestión de la movilidad urbana, mucho, siempre que esté dentro de la ley", señaló el concejal de Movilidad y Transporte de Sao Paulo, Edson Caram.

La nueva norma también limita la velocidad de los patinetes a 20 kilómetros por hora, prohíbe transportar cargas, a otras personas o a animales, e impone la obligatoriedad del uso del casco.

La alcaldía de Rio de Janeiro informó que también está trabajando en la elaboración de una nuevo reglamento "con el fin de minimizar los riesgos de accidente".

El director de la mayor empresa de alquiler de patinetes eléctricos en Brasil (Grow), Marcelo Loureiro, aclaró que el anuncio del decreto ya ha afectado al negocio. "Tuvimos una caída del 25% de nuestro número de viajes", señaló.

Quizás lo que más ha extrañado del texto es que todas las multas, que van desde los US$ 25 hasta los US$ 5,000, son aplicables sólo a las empresas de patinetes y nunca a los usuarios, hasta en el caso del uso del casco o del límite de velocidad.

Al respecto, el concejal de Movilidad de Sao Paulo comentó la posibilidad de que las empresas transfieran las multas a los usuarios "exactamente cómo funciona con el alquiler de automóviles".

Marcelo Loureiro, de Grow, no descartó esa posibilidad, pero reconoció no tener un plan al respecto pues, según informó, la empresa está en medio de un proceso judicial contra la Alcaldía de Sao Paulo: "La decisión no está tomada porque creemos que va a haber un cambio", expresó.