Los países ricos corren el riesgo de incumplir su objetivo de entregar US$ 100,000 millones al año al 2020 para ayudar a las naciones más pobres a combatir el cambio climático, dado que hubo una desaceleración en los fondos en el año por la promesa del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo global de París.
La financiación climática de los países desarrollados alcanzó los US$ 78,900 millones en el 2018, muy por debajo del objetivo acordado en el 2015 por 197 países como parte del Acuerdo de París, según un estudio de la OCDE publicado el viernes.
A pesar de que el financiamiento climático aumentó 11% en el 2018 desde US$ 71,200 millones en el 2017, tuvo una tasa de crecimiento más lenta que en 2016-2017.
“Los donantes deben intensificar urgentemente sus esfuerzos para apoyar a los países en desarrollo a responder a los efectos inmediatos de la pandemia e integrar las acciones climáticas en la recuperación de cada país de la crisis del COVID-19 para impulsar un crecimiento económico sostenible, resistente e inclusivo”, dijo Angel Gurria, secretario general de la OCDE.
Los esfuerzos también fueron estropeados por la decisión de Trump de suspender pagos de US$ 2,000 millones al Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas, el mayor esfuerzo financiero internacional del mundo dedicado a abordar el cambio climático. EE.UU. había sido previamente uno de los mayores donantes climáticos antes de que Trump asumiera el cargo.
Datos de principios de 2019 de la Unión Europea y sus Estados miembros, que proporcionan la mayor parte del dinero, muestran que la financiación climática directa de país a país puede haber seguido aumentando el año pasado, dijo la OCDE, dando algunas señales de que el objetivo sigue a la vista.
Los países optan cada vez más por créditos en lugar de subvenciones para proporcionar financiamiento climático. Entre el 2013 y 2018, la proporción de los créditos en la financiación pública total proporcionada creció de 52% a 74%, mientras que la proporción de subvenciones tuvo una disminución, según el informe.
Ese enfoque ha sido criticado por la organización benéfica Oxfam, porque los países receptores terminan teniendo que pagar cantidades significativas en pagos e intereses. Estimó que, como resultado, el financiamiento climático en el 2017 fue solo un tercio de lo informado por los países desarrollados.
“Es particularmente injusto que un insignificante 14% de la financiación climática se destine a las naciones menos desarrolladas y solo el 2% a los pequeños Estados insulares en desarrollo, que han hecho menos para causar la crisis climática pero están siendo los más afectados”, dijo Tracy Carty, asesora sénior de políticas sobre cambio climático en Oxfam.