(Foto: Getty Images)
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Los países de la OCDE dieron su visto bueno para el establecimiento de una base común de protocolos que permita la reanudación de los viajes internacionales mientras dure la pandemia, que será de aplicación voluntaria por los que quieran utilizarla.

Este mecanismo permitirá el intercambio de informaciones en tiempo real a partir de unos criterios estandarizados reconocidos por las partes, explicó en un comunicado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ().

“Esta iniciativa ayudará a reducir la incertidumbre y la complejidad y permitirá que los países se preparen de forma más efectiva a un retorno seguro de los viajes y el turismo internacional”, subrayó el secretario general, Ángel Gurría.

Todo esto surge de un encargo que hizo a la OCDE en diciembre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para que trabajara en un marco multilateral que facilitara los desplazamientos internacionales en el contexto de las restricciones impuestas por la crisis del .

La organización insiste en que su dispositivo no es un texto legal, sino un conjunto de guías de aplicación voluntaria y flexible que se puede utilizar para establecer acuerdos bilaterales o multilaterales. Se podrán servir de él los 38 países de la OCDE, pero también otros que pudieran estar interesados.

Se ha elaborado a partir de la experiencia de otras instancias, y en particular de la con sus preparativos para el certificado verde digital que debe facilitar los viajes entre sus países miembros a partir del 1 de julio.

Se ha diseñado para los viajes por avión, tren, autobús y barco (no para medios de transporte privado, como el coche) y se asienta en una serie de principios, como que cualquier restricción debe justificarse por la situación epidemiológica en el país de salida y de llegada o que todos los viajeros deben ser tratados de igual forma

El principal criterio epidemiológico que se debería tener en consideración es el de la tasa de casos notificados en los últimos 14 días por cada 100,000 habitantes, junto al porcentaje de positivos y al número de test realizados en función de la población.

A partir de ahí se establecen una serie de colores del verde (menos de 25 casos por cada 100,000 habitantes) al rojo oscuro (más de 500 casos) que deberían servir para las condiciones que se pueden imponer a los viajeros, en términos de test o de cuarentenas cuando no puedan demostrar que han sido vacunados o que se han restablecido de un contagio del COVID-19.

La OCDE recuerda que como consecuencia de las medidas para contener el COVID-19 el turismo internacional, que representa de media en sus países miembros un 4.4% del Producto Bruto Interno (PBI) y un 6.9% del empleo, se hundió 80% el pasado año.

Ha sido precisamente en los países donde esa actividad tiene un mayor peso específico, como , México, Grecia, Portugal o Islandia, donde más fuerte fue la recesión en el 2020.