El recorte de producción de crudo será por seis meses a partir de enero. (Foto: AP)
El recorte de producción de crudo será por seis meses a partir de enero. (Foto: AP)

Por Liam Denning

es el único país que realmente permitiría que la OPEP+ funcionara. Dado que no cuenta con esta opción, queda estancada con Rusia. Los propios pronósticos de la muestran cuánta influencia tiene Moscú sobre el grupo.

El próximo año no pinta nada bien para los productores de La OPEP espera que la demanda crezca en 1.14 millones de barriles por día, sin cambios frente a las expectativas para este año (que han ido cayendo). No obstante, también pronostica que la oferta de los países que no pertenecen a la OPEP aumentará en 2.4 millones de barriles por día. Por lo tanto, el mundo necesitará menos barriles de la OPEP: 1.34 millones por día, el equivalente a casi toda la producción de Angola.

La cuota de mercado de la OPEP ya se ha reducido. La , con su propio informe mensual, conjeturó el viernes que la demanda implícita de petróleo crudo de la OPEP podría caer a 28 millones de barriles por día a principios de 2020, una cantidad que el grupo produjo por última vez en el verano de 2003. 

La pesadilla, como siempre, es la producción de shale de EE.UU., país que representa 71% de ese pronóstico de suministro extra no perteneciente a la OPEP para 2020. Brasil y Noruega también son grandes contribuyentes, aunque muy por detrás. Los 10 países socios que forman el "más" de la OPEP+ representan 5%. 

Ese pequeño aumento para los pertenecientes al "+", por así decirlo, es interesante. Prácticamente todo se debe a un aumento esperado en la producción rusa que se prevé irá más allá del primer trimestre de 2020, momento en el que la fase actual de los recortes de suministro de la OPEP+ está programada terminar. Así, los analistas de la OPEP están asumiendo que la producción rusa, junto con la de otros países, está aumentando nuevamente.

Es una suposición reveladora porque también se basa en la suposición que el cumplimiento por parte de ante los recortes, un fenómeno relativamente reciente, en realidad se intensificará este año a niveles nunca antes alcanzados. 

Las propias proyecciones de la AIE revelan una fe similar en la restricción rusa, e implican un cumplimiento de casi 240%. Los efectos persistentes de los problemas de este año con el petróleo contaminado han servido para reforzar el cumplimiento ruso, al menos matemáticamente. Además, el presidente hizo un gran espectáculo al eliminar (y anunciar) su acuerdo con Arabia Saudita para frenar los suministros.

Sin embargo, debe ser desconcertante para Arabia Saudita depender tanto de la disciplina de un importante rival productor de petróleo al que no se le conoce precisamente por dicha disciplina. De hecho, toda la premisa de los "+" es algo decepcionante cuando se analiza más de cerca.

Seis de los 10 países casi no cuentan, cada uno tiene como tarea reducir el suministro en 20,000 barriles por día o menos: gotas en un vasto océano oleoso. Además, ni siquiera se espera que cumplan sus obligaciones de manera colectiva. Omán contribuye un poco más, pero los aspectos positivos de los "+" para la realmente se reducen a solo tres países. 

La enorme contribución de Kazajstán, particularmente en 2019, es una función de mantenimiento que se realiza en dos campos petroleros gigantes en lugar de un fuerte sentido de compromiso (a juzgar por su trayectoria en los últimos dos años). De manera similar, el cumplimiento proyectado de México de casi 400% en todo el período es pura impotencia disfrazada de abstinencia. Involuntario o no, un barril menos es un barril menos.

Sin embargo, una característica determinante y reveladora de la OPEP+ es cómo se depende de las desgracias de los demás. A un nivel más extremo, cumplió una función similar en la primera fase de los recortes, y con seguridad no se puede confiar en ella.

La disciplina rusa es, por lo tanto, crucial para mantener la ilusión de control. Consideremos que, en cambio, el país se adhiriera a su nivel de cumplimiento promedio desde enero 2017 de 57%. Según las proyecciones actuales de la OPEP, esto agregaría aproximadamente 100 millones de barriles al mercado hasta fines de 2020.

Es una cantidad enorme si se considera que Khalid Al-Falih, ministro de Energía de Arabia Saudita, recientemente presentó la idea de intentar reducir globalmente los inventarios de petróleo en más de 200 millones de barriles.

Más que todo, estos recortes, tanto reales como conjeturados, se generan en un contexto de debilitamiento de las perspectivas de la demanda. Según el último informe de la , el crecimiento del consumo de petróleo en el primer trimestre cayó a su nivel más bajo desde 2011.

La agencia aún pronostica un repunte en el segundo semestre de 2019, que parece cada vez más curioso ante el debilitamiento de las expectativas de la OPEP y un constante flujo de malos datos económicos, el último llega de Singapur y China, el corazón del crecimiento de la demanda de petróleo.

Consideremos lo siguiente: la tormenta tropical Barry ha forzado un millón de barriles por día de suministro fuera de línea en el Golfo de México. Sí, los precios del petróleo se han recuperado un poco, pero se mantienen por debajo del de hace dos meses.

Reducir el suministro de petróleo para respaldar los precios en un mercado fundamentalmente débil es una tarea imposible de completar, por lo que el acuerdo de la OPEP+, originalmente redactado para que durara seis meses, se dirige hacia su tercer aniversario.

Se están acumulando señales de tensión en el modelo de negocios del shale de , pero la OPEP ha estado esperando en vano el colapso de los tejanos durante años. Entretanto, se basa en la disciplina real de Arabia Saudita y, fundamentalmente, en la fe que depositan en la fidelidad de Moscú. ¿Qué podría salir mal?